podríamos clasificar a los disfraces de gorila cinematográficos en dos grupos; los que representan a un tipo disfrazado de gorila y los que representan a un auténtico gorila:
En el primer grupo, aunque en el interior de la ficción se asuma que es un disfraz, no es óbice para que ciertos personajes se engañen, en ocasiones, tomando al tipo por un gorila auténtico. El segundo caso sería casi asimilable a otros gorilas ficciticios, animados fotograma a fotograma, generados por ordenador, animatrónicos, etc. e, incluso, en última instancia, a cuando el papel del gorila está interpretado por un auténtico gorila actor, si no fuera porque son evidentemente disfraces de gorila. Como vemos esta clasificación, sencilla teóricamente, tiene implicaciones relacionadas directamente con el pacto de ficción que se establece entre narradores y espectadores y con el nivel de suspensión de la incredulidad que se espere de estos últimos. Estos son los temas medulares de la teoría de la narración y de toda producción artística, como planteó Magritte con su famosa obra Esto no es una pipa:
Pero no vamos a profundizar hoy en la cuestión de la pipedad o gorilidad de sus respectivas representaciones, conformémonos con aplicar la clasificación a algunos ejemplos: analícenlos con prudencia, teniendo en cuenta que confundir un gorila de disfraz con uno real es más fácil de lo que parece, con la sugestión adecuada:
En The Ape, hay un tipo vestido de gorila que en la ficción es un gorila auténtico: un científico loco, interpretado a la sazón por Boris Karloff, le mata y se hace con su piel un traje de gorila, con lo que tenemos ambos casos en la misma película que, a demás, comparten pelaje.
Bela Lugosi, por su parte, tuvo ocasión de convertirse en gorila al menos en cuatro ocasiones, como vimos, pero en la bochornosa Bela Lugosi Meets a Brooklin Gorilla, se encarga él de convertir a otro: en esta película tenemos a un auténtico chimpancé y a dos tipos disfrazados de gorila: ambos representan gorilas reales, si bien uno de ellos es un ex-humano. En The Gorille, también con Lugosi, aparece uno que representa un gorila auténtico y un guante de gorila: un disfraz parcial.
Otra idea es jugar con esa ambigüedad, como vimos recientemente en el vídeo de Marlene Dietrich.
Mención a parte merece el uso del traje de gorila como fuente de equívocos en la comedia. Constituye un gag clásico, al mismo nivel que la puerta giratoria que gira demasiado o el sidecar que se separa indefectiblemente de su moto; el espectador le sabe lo que va a pasar antes de que ocurra y esa es parte de la gracia: si hay dos trajes de gorila (A y B) en la fiesta, el que el personaje cree que es A es indefectiblemente B. Un ejemplo clásico lo vemos en La Pantera Rosa. El quid pro quo degenera en persecución surrealista:
Una de las obras cumbres en este género es Trading Places, estrenada en España como Entre pillos anda el juego:
Esta película combina elementos de la comedia clásica americana, al estilo de las protagonizadas por Cary Grand o Gregory Peck -en particular The Million Pound Note- con elementos de la comedia picaresca de los ochenta, género en el que se distinguieron sus dos actores principales y que se caracterizaba por que el protagonista iba saliendo de todos los aprietos a base de tomar tantos riesgos que solía meterse en otro mayor, en progresión muy acorde con la moral capitalista de la década, centro del argumento. A todo esto une, cerca del final del metraje, trajes de gorila ¡maravilloso! Uno de ellos, mejor hecho, representa un auténtico gorila y el otro a un tipo vestido de gorila: el espectador, desde que se presenta el segundo de ellos, está seguro de que se dará el quid pro quo y lo espera con ansiedad.
Aunque durante la fiesta de año nuevo nadie duda que el tipo vestido de gorila va disfrazado, cuando el malo se ve enfundado en el disfraz a su pesar, todos le toman por un gorila auténtico que comparte jaula con el otro. En este momento aparece otro tema recurrente en los ochenta: la sodomización como castigo; la vimos en el bar La ostra azul en la Loca academia de policía o a cargo de un toro en Top Secret, provocando siempre gran hilaridad en el respetable, vayan ustedes a preguntarle a Freud porqué.
Con esto cerramos la edición 2008 del día mundial del traje de gorila, esperemos que lo hayan disfrutado tanto como este su seguro servidor...
bueno, tal vez en unos días haya un pequeño epílogo.
Aunque muy cambiada, la capitular está montada con una imagen creada por un tal Zulittle y tomada de esta página. El cromo de King Kong pertenece a la colección Monstruos y está tomada del post correspondiente de Frunoflickr.
La celebración del día mundial del traje de gorila fue originalmente una propuesta de Bizácoras, a la que nos fuimos uniendo fervorosamente blogs no pertenecientes a dicha agrupación, hasta dar al evento la dimensión internacional que le es propia hoy en día.