omo complemento a la entrada sobre Oola la esclava, es necesaria una pequeña reflexión sobre su amo Jabba Desilijic Tiure, más conocido como Jabba el Hutt:
Como mencionamos en los comentarios a la entrada sobre Oola, el sadismo procede de la inseguridad ante el compañero sexual; una necesidad de dominio y una inseguridad que cada cual ha sentido en algún momento. Del mismo modo las fantasías de sumisión proceden de la misma inseguridad, aunque en este caso se prefiera delegar toda responsabilidad de iniciativa en el otro. Si bien estos sentimientos son comunes, no es tan fácil confesárlselos a sí mismo y es ahí donde radica la fascinación que ejerce esta escena, que viene a removerlos en lo más hondo del espectador.
Todo el palacio de Jabba se puede interpretar como una proyección del personaje: toda esa corte que le adula y le protege (¿por qué necesita ser reconfortado?) ese monstruo subterráneo que representa su lado más violento y primitivo. Jabba domina un imperio criminal desde su aislado palacio del desierto, yaciendo inmóvil en un diván de piedra; es un genio intelectual sin piernas, sin movilidad física. Sus esclavos y sirvientes están para suplir esa impotencia. Su inseguridad sexual está, por tanto, bien fundamentada.
Origen iconográfico: como jefe del crimen organizado, los creativos le asociaron con Ferrari, el personaje de Sydney Greenstreet en Casablanca, donde controlaba el mercado negro. Esto le confirió desde el principio su aspecto obeso. Ambos viven en el desierto y fuman en narguile; el palacio de Jabba recuerda al Rick's Café (y al propio café de Ferrari, The Blue Parrot) hormigueante de tipos fuera de la ley y clientela exótica, lugar de chanchullos. También lo soportan arcos y la luz del desierto entra filtrada por estrechas ranuras.
Avatares: ha sufrido tres, como es bien conocido: el primero murió en proyecto, ya que la escena en la que aparecía en el episodio IV, interpretado por Declan Mulholland, no pasó al montaje. Cuando en El retorno del Jedi fue interpretado por una marioneta de látex se pudo exagerar su presencia masiva y sudorosa; esta imagen es la que ha marcado la cultura popular. Su tercer aspecto fue la versión digital del anterior. A muchos aficionados no les gustó; daba menos miedo: resulta más pequeño y ágil, más humanoide (recordemos que su inmovilidad era parte importante de la fascinación que provoca el personaje) y no rechista cuando Han Solo le pisa el rabo ¿qué clase de mafioso lo permitiría?
Para acabar, les dejo con dos interpretaciones del personaje:
Como mencionamos en los comentarios a la entrada sobre Oola, el sadismo procede de la inseguridad ante el compañero sexual; una necesidad de dominio y una inseguridad que cada cual ha sentido en algún momento. Del mismo modo las fantasías de sumisión proceden de la misma inseguridad, aunque en este caso se prefiera delegar toda responsabilidad de iniciativa en el otro. Si bien estos sentimientos son comunes, no es tan fácil confesárlselos a sí mismo y es ahí donde radica la fascinación que ejerce esta escena, que viene a removerlos en lo más hondo del espectador.
Todo el palacio de Jabba se puede interpretar como una proyección del personaje: toda esa corte que le adula y le protege (¿por qué necesita ser reconfortado?) ese monstruo subterráneo que representa su lado más violento y primitivo. Jabba domina un imperio criminal desde su aislado palacio del desierto, yaciendo inmóvil en un diván de piedra; es un genio intelectual sin piernas, sin movilidad física. Sus esclavos y sirvientes están para suplir esa impotencia. Su inseguridad sexual está, por tanto, bien fundamentada.
Origen iconográfico: como jefe del crimen organizado, los creativos le asociaron con Ferrari, el personaje de Sydney Greenstreet en Casablanca, donde controlaba el mercado negro. Esto le confirió desde el principio su aspecto obeso. Ambos viven en el desierto y fuman en narguile; el palacio de Jabba recuerda al Rick's Café (y al propio café de Ferrari, The Blue Parrot) hormigueante de tipos fuera de la ley y clientela exótica, lugar de chanchullos. También lo soportan arcos y la luz del desierto entra filtrada por estrechas ranuras.
Avatares: ha sufrido tres, como es bien conocido: el primero murió en proyecto, ya que la escena en la que aparecía en el episodio IV, interpretado por Declan Mulholland, no pasó al montaje. Cuando en El retorno del Jedi fue interpretado por una marioneta de látex se pudo exagerar su presencia masiva y sudorosa; esta imagen es la que ha marcado la cultura popular. Su tercer aspecto fue la versión digital del anterior. A muchos aficionados no les gustó; daba menos miedo: resulta más pequeño y ágil, más humanoide (recordemos que su inmovilidad era parte importante de la fascinación que provoca el personaje) y no rechista cuando Han Solo le pisa el rabo ¿qué clase de mafioso lo permitiría?
Para acabar, les dejo con dos interpretaciones del personaje:
En lego, tomada de aquí
Actualización: la idea de que Jabba procede de Sydney Greenstreet la encontramos en las declaraciones de uno de los creativos en un documental televisivo. Con el afán de declarar nuestras fuentes hemos estado buscando sin éxito el fragmento en la red; sin embargo estos dos vídeos pueden ilustrar muy bien la presente entrada:
En éste vemos un fragmento de la escena original desechada con Declan Mulholland en Una nueva esperanza.
Y en este otro vemos la primera versión del Jabba digital en la misma escena, añadida con los retoques en 1997, tal como lo vimos los que acudimos al cine y pasó a la edición laser disc. Recordando el aspecto de arenque del personaje se comprende mejor la decepción de los espectadores. Se compara con la edición DVD de 2004, en la que lo arreglaron un poco.
En éste vemos un fragmento de la escena original desechada con Declan Mulholland en Una nueva esperanza.
Y en este otro vemos la primera versión del Jabba digital en la misma escena, añadida con los retoques en 1997, tal como lo vimos los que acudimos al cine y pasó a la edición laser disc. Recordando el aspecto de arenque del personaje se comprende mejor la decepción de los espectadores. Se compara con la edición DVD de 2004, en la que lo arreglaron un poco.
5 comentarios:
Malvado:
Yo creo que a partir de ahora te deberiamos llamar Jabba...
Otro excelente post, con revelaciones sorprendentes (Casablanca) y links apropiados.
Evil Preacher y Jabba tienen en comun una cara pelada, grasienta y perversa de hombre mayor cuyos mejores momentos han pasado. Ambos son, seguramente, resentidos y, si bien uno es obeso y el otro flaco, ambos parecen desear vorazmente.
Para llegar al tonelaje de Jabba primero tengo que dominar la Fuerza lo suficiente como para atraer hacia mí el mando de la tele sin levantarme.
I love your comparison of the two! I had never thought of that. Ingrid Bergman was lucky not to end up in the creature's clutches as Princess Leia does, but you see a little of that same revolting, nauseating attempt of seduction in Casablanca as well. Brilliant!
Thank you for you commentary and for read my blog, I guess is an effort for you to read in Spanish.
If you are curious about something you doesn't understand, please, ask me(but in French if you don't mind, I think you talk a good french) :)
My french is too rusty... :)
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