lunes, 30 de junio de 2008

Criptografía y ficción (1)

Siendo la criptografía un asunto muy tratado en la red por gente más competente que el responsable de este blog nos limitaremos aquí a mencionar algunos detalles. En realidad vamos a ver únicamente una somera descripción alguno de los métodos clásicos con un par de ejemplos tomados de la literatura y de la historia, con el fin de poder echar mano de ellos en futuros post.

Se puede cifrar un texto por sustitución y por transposición:

-Sustitución: cada carácter (o grupo de caracteres) del mensaje origen se sustituye por otro (u otros) carácter/es (o grupo de caracteres) en el mensaje cifrado. Naturalmente las equivalencias deben ser conocidas por el receptor legítimo del mensaje.
  • Sustitución monoalfabética. Es el más sencillo, simplemente cada carácter tiene un equivalente que nunca cambia. Ejemplo: uno de los más antiguos en una obra de ficción lo encontramos en la Biblia (Jeremías 51, 41) «¡Cómo ha sido tomada Sesac y conquistada la gloria de toda la tierra!¡Cómo ha sido devastada Babilonia en medio de las naciones!». «Sesac» (ששך) significa «Babilonia» (בבל), el método utilizado es conocido como atbash, muy conocido por los cabalistas. Simplemente se pone en el lugar de la primera letra del alfabeto, aleph, la última, taw; en el lugar de la segunda, beth, la penúltima, shin, y así sucesivamente con cada una de las consonantes que componen el alfabeto hebreo. En el cuadro de abajo se ve el alfabeto hebreo en la fila de arriba y su equivalente según este sistema en la fila de abajo. Luego se ve una adaptación al alfabeto latino. Otros ejemplos: la cifra de César y el código Morse. Las cifras monoalfabéticas no son muy robustas; un receptor ilegítimo puede dar fácilmente con la clave, como veremos al final del post con más detalle, ya que son muy vulnerables al análisis estadístico.
Atbash
Arriba, el Atbash seguido de una adaptación del mismo a nuestro alfabeto.
Una de las letras del ejemplo babilónico no me encaja con el cuadro por más que me devano los sesos ¿algún parroquiano sabe hebreo?
  • Sustitución polialfabética: cada carácter (o grupo de caracteres) del mensaje origen se sustituye por otros, que van cambiando según un patrón matemático conocido por el receptor legítimo. Así, si una letra "a", pongamos por caso, se sustituye por una "f" en un punto del mensaje, en otro puede muy bien ser una "m", de esta manera se pretende desafiar el análisis estadístico. Ejemplo: uno de los más conocidos el la cifra Vigènere: para cifrar un mensaje según este sistema necesitamos, a demás del mensaje original (pongamos que sea, «Dios causó almorranas a los filisteos»; de 1 Samuel, 5) una palabra clave (pongamos que sea «libro») y la tabla que ven aquí abajo: Vingenere
  • A continuación copiamos la palabra clave, letra por letra, bajo cada una de las letras del mensaje de origen, así: las letras del mensaje cifrado se van definiendo en la tabla: en el alfabeto horizontal de arriba se van buscando las letras del mensaje de origen y en el vertical de la izquierda las de su correspondiente de la palabra clave: la letra donde coincidan esa fila y esa columna será la del mensaje cifrado. En nuestro ejemplo la primera letra del mensaje original es "d", correspondiente a la "l" de la palabra clave; buscamos dónde se cruzan en la tabla y tenemos "o". El mensaje cifrado completo sería: «oqpj qlctf owupiflvbj o wwt wwwqtksza», si bien no se suelen respetar los espacios entre palabras; para aumentar la confusión se agrupan de cinco en cinco.
2624161340_89c97fb465

El primer cifrario polialfabético se atribuye a Leon Battista Alberti. También inventó el reloj de cifrar o discos de Alberti. Arriba a la izquierda un modelo utilizado en la Guerra de Secesión estadounidense (tomado de aquí) a la derecha otro que me vino en los cereales

-Transposición. Consiste en cambiar el orden las letras del mensaje de origen. El más sencillo quizá sea escribir de derecha a izquierda (sensatez=zetasnes) pero hay patrones muchos más complejos; hoy los expertos los expresan con una fórmula matemática, pero en tradicionalmente se solían asociar a algún tipo de rejilla, como la de Cardano, o la conocida como de Mathias Sandorf, ya que aparece en la novela de este título, de Jules Verne. Estas rejillas consistían en tarjetas con perforaciones que permitían escribir y leer el mensaje en el orden correcto; el emisor y el receptor legítimo debían tener sendos ejemplares idénticos. El caso más antiguo de los que tenemos noticia no se basaba en una rejilla, sino en un bastoncillo; es la scítala espartana de la que nos habla Plutarco en Vidas paralelas XII.
Nada impide combinar varios de estos sistemas, como hace el mismo Verne alguna vez.

















Portada de la novela Mathias Sandorf; Verne recurre a la criptografía también en Viaje al centro de la Tierra y en La jangada. A la derecha, Edagar Allan Poe, avezado criptoanalista

-El criptoanálisis. Naturalmente, lo más emocionante es descifrar los mensajes cuando no se es el receptor legítimo y, por lo tanto, no se dispone de la clave. Poe describe el método para descifrar la scítala en un artículo donde, a demás, presenta desencriptados los criptogramas que le habían enviado sus lectores respondiendo a su desafío. El método para la sustitución monoalfabética lo explica en su cuento «El escarabajo de oro». Básicamente consiste en comparar la frecuencia de los caracteres del mensaje cifrado con la correspondiente a la lengua en la que suponemos que está el mensaje. Por ejemplo, la letra más frecuente en español es la "e"(13%) −como en inglés (12%) y más todavía en francés (16%)− de manera que el carácter más frecuente en un mensaje de este tipo tiende a corresponder a esta letra: cuanto más largo sea el mensaje mejor funciona (como ya mencionamos en un pie de foto). Por ello las cifras polialfabéticas resultan más seguras: en nuestro ejemplo de más arriba, al usar la palabra clave «libro», es como si usáramos cinco cifras monoalfabéticas diferentes, uno por cada letra de la palabra clave, con lo que burlamos la estadística. Las frecuencias en español son las siguientes:

Letras de la más frecuente a la menos:
E, A, O, S, R, I, N, L, D, C, T, U, P, M, Y, Q, G, V, H, F, B, J, Z, K, W, X
Bigramas:
ES, EN, EL, DE, LA, OS, UE, AR, RA, RE, ON, ER, AS, ST, AL, AD, TA, CO, OR
Trigramas:
QUE, EST, ARA, ADO, AQU, CIO, DEL, NTE, EDE, OSA, PER, NEI, IST, SDE
Frecuencia de vocales: 47%

También resulta interesante en criptoanálisis conocer palabras probables del mensaje (nombres, etc. como en el caso que acabamos de enlazar) tener en cuenta la manía de la "q" de hacerse seguir de la "u", las letras que pueden aparecer geminadas, etc. por lo que los emisores suelen despreciar las reglas ortográficas.

Confío en que este resumen no resulte demasiado denso y les sea útil cuando, por ejemplo, hablando de una novela, necesitemos usar estos conceptos.

Las frecuencias están tomadas del libro Códigos sescretos, de Andrea Sgarro (Pirámide 1990). Recomendable es también Breve historia de la criptografía clásica, de José Luis Tábara.

jueves, 26 de junio de 2008

El camello tuerto

La novela detectivesca: raíces orientales (2)
Decíamos anoche que otra leyenda de las leyendas que figuran en el Talmud, pero que es conocida con variantes en muchas regiones del mundo, es la del «Peregrinaggio di tre giovani, figliuoli del re di Serendippo; tradotto dalla lengua persiana in lingua italiana da M. Christoforo Armeno»; así se llama, al menos, la traducción veneciana de 1557, procedente de la versión persa que transmitió Amir Josrow. Fue difundida en inglés en una traducción de Maille y se suele conocer como «El camello tuerto». También contribuyó a su renombre el escritor Horace Walpole quien inventó el término serendipity inspirándose en este cuento. Como su título italiano indica, narra la aventura que aconteció a los tres príncipes de Serendip durante un viaje. Serendip es la isla que ustedes conocerán con el nombre de Taprobana, Ceilán o Sri Lanka y sobre la que quizá volvamos en alguna ocasión. En cuanto al cuento, juzguen ustedes si merece su puesto en los precedentes de las novelas de detectives:

El discípulo miró al maestro en la profundidad de la tarde.
Maestro ¿es bueno para el sabio demostrar su inteligencia?
A veces puede ser bueno y honorable permitir que los hombres te rindan honores.
 ¿Sólo a veces?
 Otras puede acarrearle al sabio multitud de desgracias. Es lo que les sucedió a los tres príncipes de Serendip que utilizaron distraídamente su inteligencia. Habían sido educados por su padre, que era arquitecto del gran Sha de Persia, con los mejores profesores y ahora se encaminaban en un viaje hacia la India para servir al gran mogol, del que habían oído su gran aprecio por el Islam y la sabiduría. Sin embargo, tuvieron un percance en su camino.
 ¿Qué les pasó?
 Una tarde como esta, caminaban rumbo a la ciudad de Kandahar, cuando uno de ellos afirmó al ver unas huellas en el camino: «Por aquí ha pasado un camello tuerto del ojo derecho».
 ¿Cómo pudo adivinar semejante cosa con tanta exactitud?
 Había observado que la hierba de la parte derecha del camino, la que daba al río, y por tanto la más atractiva, estaba intacta mientras la de la parte izquierda, la que daba al monte y estaba más seca, estaba consumida. El camello no veía la hierba del río.

Antiguo mapa de Taprobana, tomado de aquí

 ¿Y los otros príncipes?
 El segundo, que era más sabio, dijo: «le falta un diente al camello».
 ¿Cómo podía saberlo?
 La hierba arrancada mostraba pequeñas cantidades masticadas y abandonadas.
 ¿Y el tercero?
 Era mucho más joven pero aun más perspicaz y, como es natural, en los hijos pequeños, más radical al estar menos seguro de sí mismo. Dijo: «El camello está cojo de una de las dos patas de atrás. La izquierda, seguro»
 ¿Cómo lo sabía?
 Las huellas eran más débiles en este lado.
 ¿Y ahí acabaron las averiguaciones?
 No. El mayor, picado en esta competencia, afirmó: Por mi puesto de arquitecto mayor del reino que este camello llevaba una carga de mantequilla y miel.
 Pero, eso es imposible de adivinar.
 Se había fijado en que en un borde del camino había un grupo de hormigas que comía en un lado y en el otro se había concentrado un verdadero enjambre de abejas, moscas y avispas.
 Se trata de un difícil reto para los otros dos hermanos.
 El segundo hermano bajó de su montura y avanzó unos pasos. Era el más mujeriego del grupo por lo que no es extraño que afirmara: «En el camello iba montada una mujer». Y se puso rojo de excitación al pensar en el pequeño y grácil cuerpo de la joven, porque hacía días que habían salido de la ciudad de Djem y no habían visto ninguna mujer aún.
 ¿Cómo pudo saberlo?
 Se había fijado en unas pequeñas huellas de pies sobre el barro del costado del río.
 ¿Por qué había bajado? ¿Tenía sed?
 El tercer hermano, absolutamente herido en su orgullo de adolescente por la inteligencia de los dos mayores, afirmó: «Es una mujer que se encuentra embarazada, hermano. Tendrás que esperar un tiempo para cumplir tus deseos».
 ¿Eso es aun más difícil de saber.
 Se había percatado que en un lado de la pendiente había orinado pero se había tenido que apoyar con sus dos manos porque le pesaba el cuerpo al agacharse.
 Los tres hermanos eran muy listos.
 Sin embargo, su sabiduría les trajo muchas desgracias.
 ¿Por qué?
 Por su soberbia de jóvenes. Al acercarse a la ciudad, contemplaron un mercader que gritaba enloquecido. Había desaparecido uno de sus camellos y una de sus mujeres. Aunque estaba más triste por la pérdida de la carga que llevaba su animal y echaba la culpa a su joven esposa que también había desaparecido.
 ¿Era tuerto tu camello del ojo derecho?Le dijo el hermano mayor.
 Sí, le dijo el mercader intrigado.
 ¿Le faltaba algún diente?
 Era un poco viejo, dijo rezongando y se había peleado con un camello más joven.
 Estaba cojo de la pata izquierda trasera.
 Creo que sí, se le había clavado la punta de una estaca.
 Llevaba una carga de miel y mantequilla.
 Una preciosa carga, sí.
 Y una mujer.
 Muy descuidada por cierto, mi esposa.
 Qué estaba embarazada.
 Por eso se retrasaba continuamente con sus cosas. Y yo, pobre de mí, la dejé atrás un momento ¿Dónde los habéis visto?
 No hemos visto jamás a tu camello ni a tu mujer, buen hombre, le dijeron los tres príncipes riéndose alegremente.

Horace Walpole es citado a menudo como iniciador de la novela gótica por su obra El castillo de Otranto; yo les recomiendo la lectura de la recopilación publicada en español como Cuentos jeroglíficos. Imagen de la Wikipedia

El discípulo también rió.
 Eran muy sabios.
 Sí, pero el buen mercader estaba muy irritado. Cuando los vecinos del mercado le dijeron que habían visto tres salteadores tras su camello y su mujer, los denunció.
 ¿Pero, ellos tenían razón?
 Los perdió su soberbia juvenil. Habían señalado todas esas características del camello con tanta exactitud que ninguno les creyó cuando afirmaron no haber visto jamás al camello. Y se habían reído del mercader, había muchos testigos. Fueron llevados a la cárcel y condenados a muerte ya que en Kandahar el robo de camellos es el peor delito, más que el rapto de esposas.
 Que triste destino para los sabios.
 La cosa no acabó tan mal. La esposa se había escapado y pudo llegar antes de que los desventaran en la plaza pública como era costumbre para castigar a los ladrones de camellos. El poderoso emir de Kandahar se divirtió bastante con la historia y nombró ministros a los tres príncipes. Por cierto, que el segundo hermano se casó con la muchacha que estaba bastante harta del mercader.
 La sabiduría tiene su premio.
 La casualidad los salvó y aprendieron a ser mucho más prudentes a la hora de manifestar su inteligencia ante los demás.

Volviendo a las 1001 noches, debemos mencionar que la historia de Susana no es la única con elementos detectivescos, recordemos, por ejemplo, la «Historia del alfayate y el jorobado y el médico judío y el mubaschir y el cristiano corredor de comercio y de lo que entre ellos hubo pasado» (noches 25, 26 y 27) la «Historia de la bayadera decapitada» (noches 929 y 930) , o la «Historia de Ali Jocha, el mercader, y su tarro de aceitunas» (noches 700 a 703, siempre siguiendo la edición de Cansinos). Esta última quizá sea la más interesante; hela aquí:

 Cuenta, ¡ye el sultán, el aventurado! (pero solo Alá es el más sabio) que en tiempos de Harunu-r-Raschid, el jalifa, había en Bagdad un mercader al que llamaban...

Vio el Predicador venir la aurora y cortó el hilo de sus palabras encantadoras.


Muchos datos valiosos, a prorpósito del cuento del Camello tuerto, los hemos tomado del interesantísimo artículo del Dr. Rafael Muci-Mendoza «Los ojos de Sherlock Holmes: Un detective aficionado y la mirada médica. II. Afianzamiento, ocaso y reemplazo de la observación directa». La transcripción de dicho cuento la hemos tomado de aquí, con pequeños cambios; puden consultar otras versiones como ésta. Como de costumbre en estos casos hemos consultado al parroquiano experto en asuntos persas; Manusaurio, mil gracias. La imagen de la capitular procede de una campaña publicitaria de la célebre marca de tabaco del dromedario.

miércoles, 25 de junio de 2008

Los casos de Daniel, detective consultor

La novela detectivesca: raíces orientales (1)
Vamos a destacar aquí algunos cuentos que se podrían reivindicar con justicia como precedentes de la novela policiaca en su variedad whodunit y, más concretamente, de la figura del detective al estilo de Sherlock Holmes o Dupin, capaces de sacar conclusiones sorprendentes basándose en pequeños indicios o investigar basándose en la razón y en pruebas contrastables. En particular vamos a hablar hoy de Daniel, cuyas aventuras pueden encontrar en el libro de la Biblia que lleva su nombre.

En primer lugar el caso de «Susana y los dos viejos verdes» (Daniel 13): no lo transcribiremos en su versión bíblica, ya que lo pueden leer aquí: transcribimos la versión de las Mil y una noches, según la edición de Rafael Cansinos Assens (noche 259):

El asunto de Susana y los viejos pintado por Artemisia Lomi Gentileschi

Cuentan también que en antiguos tiempos y en años pretéritos había una mujer honesta de Beni-Isral, la cual era muy religiosa y observante de su fe e iba todos los días a la sinagoga a realizar sus prácticas devotas.
Había junto a la sinagoga un jardín y todos los días, cuando la mujer iba a la sinagoga, pasaba por él.
Eran los jardineros dos hombres ya viejos; pero sucedió que se enamoraron de la mujer los dos y la requirieron de amores, sin lograr obtener sus favores. Y los dos viejos entonces le dijeron:
Como no te entregues a nosotros te acusaremos de ser una ramera.
¡Alá me defenderá! respondió ella. Y se dirigió hacia la puerta. Los viejos entonces empezaron a gritar con tal fuerza que en seguida acudió allí un gran gentío, de todas partes venido.
Qué os sucede? preguntaba a los dos viejos la gente.
Y los dos viejos respondieron:
Habéis de saber cómo hemos encontrado a esta mujer en el jardín fornicando con un muchacho que, al tratar de cogerlo, se nos escurrió de entre las manos.
Oído que hubieron aquello mandaron pregonar al joven por espacio de tres días seguidos, pasados los cuales habían de lapidarlo donde lo encontrasen.
Pregonaron después otros tres días a la mujer, y todos los días iban los dos viejos a ver a la mujer y le ponían sus manos sobres la cabeza y le decían:
—¡Loado sea Alá, que hizo descender sobre ti su vindicta!
Pero cuando ya iban a matar a pedradas a la mujer presentose Daniel, que era un mancebo de doce años y el primero que profetizó sobre el enviado de Alá (sean con Él la oración y la paz).
Y Daniel díjoles a los que iban a lapidar a la mujer:
No os precipitéis a lapidar a esta mujer hasta que yo entienda en su caso como juez.
Trajéronle luego un sillón y en él se sentó y procedió a interrogar a los viejos por separado, y dizque Daniel fue el primero que implantó el procedimiento de contrastar con el rigor debido la veracidad de los testigos.
Y díjole Daniel al uno de los viejos:
Di, ¿qué fue lo que viste?
Respondió el viejo contándole su cuento.
Bien dijo Daniel ¿En qué lugar de huerto pasó eso?
En la parte de levante Respondió el anciano y al pie de un peral.
Procedió Daniel luego a interrogar al otro viejo y este le repitió el mismo cuento.
Y Daniel preguntole a su vez:
En qué lugar de huerto pasó eso?
En el lado de poniente Respondió el anciano -y por cierto que al pie de un manzano.
Estaba a todo eso la mujer allí en pie y alzaba su frente al cielo e invocaba a Alá para que la salvase de aquel trance fatal.
Y Alá (glorificado sea) escuchó a la mujer y mandó fuego del cielo que abrasó a los dos viejos, haciendo así resplandecer ante todos la inocencia de la mujer.
Y fue Daniel el primero que profetizó la venida de nuestro Profeta (sean con Él la oración y la paz perfectas).


Si el curioso lector coteja ambas versiones verá que, si bien en la de Las noches nos dan circunstancias novelescas para justificar la trama (si era tan virtuosa ¿qué hacía en un jardín? ¿por qué estaban allí los dos viejos todo el día?) mucho más sofisticado en este aspecto es el relato bíblico, en el que explican también porqué estaba sola y el detalle erótico, ausente en nuestra versión, de porqué si era tan virtuosa estaba desnuda. Hay otra diferencia muy importante para el asunto que nos ocupa: la intervención divina al final de la versión milyunanochesca ¿de qué sirve descubrir con la razón si Dios puede intervenir y castigar a los culpables? la versión bíblica lapida a los dos viejos lascivos, con lo que se acerca más a la novela de detectives. Se puede argumentar que hay un elemento sobrenatural el la Biblia, porque Daniel parece saber el resultado antes de efectuar los interrogatorios, pero es mucho más sutil. En todo caso el género, en su estado puro, excluye el elemento sobrenatural, que haría harto inseguro un método basado en la razón del detective. No obstante se han hecho muchos intentos de mezclarlos, como en Twin Peaks, Medium y un sin fin de series de televisión, pero también novelas y relatos.

El caso de «Daniel contra los sacerdotes de Bel» tiene un avatar en una de las aventuras del Príncipe Valiente, lamentamos no haber encontrado la imagen de la misma: esta está tomada de aquí

A demás de el interrogatorio por separado de los implicados, Daniel introdujo otro importante avance en la ciencia de la detección: la observación de huellas de pasos y su utilización como indicio incriminatorio e incluso como prueba de cargo: se explica en su aventura «Daniel contra los sacerdotes de Bel» (Daniel 14, 1-22).

Estas dos aventuras no las encontrarán en la Biblia griega de los Setenta o en la Biblia Hebrea; fueron añadidos por Jerónimo en la Vulgata ¿se las sacó de la manga? ¡No! Eran leyendas semíticas que le llegaron a través de la tradición talmúdica.

Otra leyenda que figura el talmud, pero es conocida en occidente por su versión persa, transmitida por el gran poeta de Delhi Amir Josrow, es la de «Los tres príncipes de Serendipo y el camello tuerto»:

El discípulo miró al maestro en la profundidad de la tarde.

—Maestro, ¿es bueno para el sabio demostrar su inteligencia?
—A veces puede ser bueno y honorable permitir que los hombres te
rindan honores.
—¿Sólo a veces?
—Otras puede acarrearle al sabio multitud de desgracias. Es lo que
les sucedió a los tres príncipes de Serendip que ...

Vio el Predicador venir la aurora y cortó el hilo de sus palabras encantadoras.

La letra capitular está montada sobre la imagen de Baal del Dicionario infernal (1862) de Collin de Plancy toamda de aquí.

sábado, 21 de junio de 2008

Anaglifos de campaña

Quisiera compartir con ustedes esta reciente adquisición: se trata de un estuche de cartón, publicado por Les Arénes que incluye un libro de 144 páginas -firmado por Jean-Pierre Verney y Jérome Pecnard- con bonitas fotos y texto sobre la Primera Guerra Mundial, una colección de 75 pares de fotografías estereoscópicas y un estereoscopio para contemplarlas en toda su tridimensional belleza. Aquí pueden ver el conjunto:


El interior del estuche es aterciopelado

El visor es de acero y las lentes no parecen de policarbonato, sino de vidrio. Es plegable y no tan aparatoso como algunos que se veían en el s. XIX

Uno de los muchos modelos que podían verse en la edad de oro de la fotografía estereoscópica, tomado de aquí

Aquí he escaneado para ustedes tres de las fotografías, si cuentan ustedes con un estereoscopio, no tienen más que imprimirlas para disfrutarlas. Se acompañan de una explicación, procedente de las últimas páginas del libro:

Soldados alemanes intentan confraternizar:
En el primer plano, las lineas francesas. A lo lejos, las siluetas de los alemanes que piden una tregua. En ocasiones se trata de cambiar heridos o prisioneros. A menudo se trata de hacer circular algunas golosinas (tabaco, chocolate, pan...) antes de proseguir los combates.

Poilus (literalmente peludos, es como llaman familiarmente en Francia a los veteranos de la Gran Guerra) sacan agua del socavón dejado por un obús.
Cuando se acaba el agua de los bidones, hay que apañárselas. Ni siquiera unas gotas de alcohol de Ricqlès bastan para enmascarar el olor fétido del agua que se estanca en este socavón dejado por un obús.

Soldados franceses suben al frente:
Joffre espera mucho de la ofensiva anglo-francesa en el Somme; pero una vez más, habrá de desengañarse. Los alemanes resisten.

Si no cuentan ustedes con tal cachivache, pueden disfrutarlas igualmente con unas gafas de esas con una lente roja y otra azul, gracias a la versión en anaglifo que he hecho para ustedes, con el programa Anagyph Maker.

Algunas otras de las fotos de la colección ilustrarán el futuro post sobre steampunk, porque lo cierto es que tanto la tecnología como el asunto son de lo más propias de ese ambiente.

La letra capitular está montada sobre una imagen de la película Tron.

lunes, 16 de junio de 2008

Segrelles y los piratas

Entre los ilustradores que se han distinguido en el ámbito de los piratas ya conocen ustedes a Howard Pyle y a N. C. Wyeth; recuerden que vimos algunos de sus trabajos en diversas ocasiones (1, 2 y 3) y sin duda volveremos a recurrir a ellos: si no quieren esperar hasta entonces pueden ver más aquí y aquí. Hoy, sin embargo, vamos a hablar del no menos grande Vicente Segrelles.


Ilustración que decora las guardas de La isla del tesoro

Este autor se distingue por su minuciosidad y su incansable investigación técnica: no cesa de superarse a sí mismo, encontrando nuevas maneras de crear la ilusión de materias, movimiento, etc.

Uno de los momentos más dramáticos de la trama, cuando el joven Jim Hawkins descubre los planes de los piratas escondido en un barril de manzanas

La muerte de Israel Hands. El personaje toma su nombre de un pirata histórico, del que hablamos en otra ocasión, secuaz de Barbanegra

Su obra más conocida, El mercenario, es un buen medio de ver esta evolución. No obstante, cuando comenzó la serie, en 1980, ya tenía una larga carrera como ilustrador. En ese periodo ilustró una edición infantil de La isla del tesoro (editorial Fher, 1977) y el libro divulgativo Historia ilustrada de los barcos (ediciones Afha, 1978). En el primero crea maravillosamente el ambiente piratil que los lectores esperan, en el segundo, su gusto por el detalle se pone al servicio del didactismo.

En la Historia ilustrada de los barcos, así como en otros libros de la Enciclopedia juvenil auriga, Segrelles era responsable también de los textos: aquí nos informa de que la fragata se usaba especialmente para escoltar convoyes y para la guerra en corso. Abajo, un barco holandés


Si les ha gustado, no dejen de pasarse por su página.

jueves, 12 de junio de 2008

Otros mundos XVIII

Sigamos, estimados parroquianos, explorando otros mundos:

30.Chupador triocular.
Semisalvajes, muy numerosos en las selvas de Fodeus, chupan savia de plantas y sangre de animales. Si en grupo sorprenden a un cobrilédido aletargado en plena digestión, le dan muerte en pocos minutos sorbiéndole la sangre.
030031
31.Cottoncéfalo.
Tiene palmo y medio de estatura; su cerebro no está protegido por un cráneo óseo, sino por una envoltura almohadillada, que hace su cabeza ridículamente voluminosa. Excava cuevas y túneles por todo Clematione y es un ágil trepador.

190191

190.Minero biónico.
Lo mismo en la guerra que en los accidentes, se intenta hacer útiles a los individuos que hayan perdido algún miempro con prótesis y trasplantes. Este minero es artificial en más de un 40 por ciento. Puede sustituir magnéticamente sus herramientas por utensilios diferentes.

191.Experto reparador.
Programado en su cabeza por un ingeniero, este gran robot puede manejar piezas muy grandes o pequeñísimas, doblar, cortar, soldar, ajustar y reparar toda clase de máquinas con absoluta precisión.

224_225

224-225. Acorazado galáctico.
No sólo va blindado con una gruesa capa de «ingrer», capaz de rechazar todos los impactos y rayos, sino que también se protegen con un campo de fuerzas repeledoras. Una docena de unidades como ésta han sido construidas por la «Federación de Planetas Habitados»; llevan tripulantes y jefes de todas las procedencias y tienen por misión asegurar y vigilar las rutas intergalácticas y prever e impedir las guerras entre planetas. Siempre coordinan sus recorridos con las patrullas de socorro y con la policía espacial.

domingo, 8 de junio de 2008

La pantufla persa

Notas holmesianas (2)
En la entrada precedente citábamos un pasaje del relato «El ritual de los Musgrave», donde se hace alusión a la costumbre de Holmes de guardar su tabaco en una babucha persa. Watson insiste en este punto en las aventuras «El tratado naval», «El cliente ilustre» y «La casa vacía».
Es un problema para los fumadores de pipa la conservación de su tabaco en las mejores condiciones posibles; cotejando opiniones de aficionados verán cómo la punta de una zapatilla en la chimenea no es el lugar ideal para una conservación óptima. Debemos, pues, concluir que el tabaco alojado en dicha pantufla era el destinado a fumar durante el día corriente, una manera de tenerlo a mano; el hecho de que Holmes fuera un fumador compulsivo presta verosimilitud a esta hipótesis.

Pero ¿a qué objeto alude Watson cuando dice «persian sleeper»? El calzado tradicional persa son las givás. Aunque hay modelos de más lujo y fantasía, se basan todos en la tradicional y humilde que vemos aquí abajo:

Disponemos de este par gracias al fiel parroquiano, amigo y corresponsal en Persia, Manusaurio, que las ha hecho llegar a París en un periquete

La capacidad de este ejemplar, en la bolsa formada entre el empeine y la suela, es de 500 cm3 lo que equivale a una cantidad de tabaco que oscila entre 100 gr., para tabacos voluminosos, como las picaduras en hebra y algo más de 300 gr. para tabacos prensados, tipo flake cut, tal como se encuentran en el comercio; pero, siguiendo nuestra hipótesis de que la idea era mantener tabaco a mano listo para su uso, estaría preparado con antelación, es decir, cuidadosamente desmenuzado, con lo que su volumen aumenta. A la luz de estos elementos podemos especular que Holmes necesitaba, para sentirse a gusto, tener al menos 50 gr. de tabaco disponible, que llenarían la puntera y equivale a la cantidad de los paquetes que encontramos hoy en el mercado.


Ejemplar que pueden ver en el museo londinenese del 221b Baker Street. Abajo, la versión de la exposición de 1951 que se conserva hoy en el pub Sherlock Holmes. Vemos otros detalles como la navaja que pincha la correspondencia pendiente


Los creadores de la serie de Granada comparten nuestro análisis de que la babucha era el medio de recargar compulsivamente la pipa, a juzgar por la interpretación de Brett en esta secuencia de «La aventura de la casa vacía»: para verla en movimiento hagan click sobre la imagen (tomada del mundo de la pipa)

Otra heterodoxa manía de Holmes se consigna en «El pulgar del ingeniero»:

Sherlock Holmes, tal como me esperaba, pasaba el rato en su sala de estar en batín, leyendo la columna de sucesos de The Times y fumando su pipa de antes del desayuno, que se componía de todos los restos y fondos de pipa procedentes de las que fumó la víspera; todos ellos cuidadosamente secados y recolectados en una esquina de la repisa de la chimenea.

En el futuro tendremos ocasión de volver sobre los hábitos fumadores de Holmes, las diferentes pipas que se le atribuyen y su afición por cigarrillos y cigarros puros.

lunes, 2 de junio de 2008

221b Baker Street: interiores

Notas holmesianas (1)
Quedaba pendiente otra entrada sobre el 221b de Baker Street. Si en la ocasión precedente nos ocupamos de su ubicación, hoy lo haremos de su interior. Hemos hablado largo y tendido de la intensa relación del mundo de ficción holmesiano con la realidad (aquí y aquí); esa relación que ha llevado a muchos a buscar la ubicación de la vivienda ha llevado a otros a imaginar cómo sería su interior «en realidad». Esta búsqueda ha dado lugar a reconstituciones, exposiciones, maquetas, etc.

A todo lector le hubiera gustado visitar esa sala, punto de partida y de llegada de tantas aventuras, centro de la tela de araña desde la cual Holmes vigilaba Londres, atento a cualquier vibración producida por los enjambres criminales de la capital; por ello tales reconstituciones han de ser minuciosas; para no defraudar las espectativas de los visitantes más expertos y satisfacer a sus fanáticos creadores. Cuentan con diferentes elementos que podemos clasificar en las categorías siguientes:


Watson desbordado por los acontecimientos en La vida privada de Sherlock Holmes, 1970, interpretado por Colin Blakely. Vemos la legión de honor, el maletín de médico, el tántalo, el gasógeno, la mesa de química y la de comer

-Elementos mencionados en el Canon como parte del decorado; existen descripciones más o menos prolijas:
  • Consistían [los apartamentos] en un par de cómodos dormitorios y una amplia y ventilada sala de estar, amueblada de manera agradable e iluminada por dos anchas ventanas. (Estudio en escarlata)
  • Allí estaba el rincón de química, con su mesa moteada por ácidos. Allí seguía, alineada en su anaquel, la formidable colección de álbumes de recortes y libros de referencia que tantos buenos ciudadanos de Londres hubieran estado encantados de quemar. Los diagramas, el estuche del violín, el soporte para pipas e incluso la pantufla persa que contenía el tabaco [...] («La casa vacía»)
  • Caminé lentamente por la habitación, examinando los retratos de criminales célebres con los que estaba decorada cada pared. Finalmente, en mi vagar sin rumbo, llegué a la repisa de la chimenea: restos de pipa, bolsas de tabaco, jeringuillas, navajas, balas y otras reliquias se desperdigaban sobre ella. (En el dormitorio de Holmes en «El detective moribundo»)
A esto habría que añadir detalles mencionados aquí y allá, como la alfombra de piel de oso sobre la que se desmaya el director del «Priory School», los retratos del general Gordon y de Henry Ward Beecher («La caja de cartón») o las iniciales V.R. que escribe el detective a disparos en una de las paredes del salón, los puros en un cubo de carbón y la correspondencia pendiente clavada con una navaja en la repisa de la chimenea («El ritual de los Musgrave»). Algunos elementos se mencionan en varias ocasiones, como el gasógeno, el tántalo o la antedicha zapatilla persa. Por supuesto, pipas, lupas, objetos caseros, ropas y otros muchos cachivaches.

Vista de la reconstitución del museo londinense de Baker Street; tomada de The Mysterious World of Sherlock Holmes, de Bruce Wexler (detalle)

-Elementos mencionados en el Canon, pero no como parte del decorado de las habitaciones: algunos de ellos es verosímil que se encontraran allí, como recuerdos de las aventuras, pero en las reconstrucciones encontramos a menudo objetos tan peregrinos como:
  • Objetos que nunca fueron propiedad del detective, como las herraduras especiales de «Priory School» e incluso joyas de gran valor recuperadas por Holmes y que, sin duda, volvieron a sus dueños legítimos.
  • Pruebas materiales que deberían estar en los almacenes de la policía, como armas de los criminales o la piedra usada como peso para arrastrar pistola en «El puente de Thor».
  • Imposibles; como uno de los seis bustos de Napoleón de la aventura a la que dan nombre, ya que fueron destruidos en su totalidad.
Aceptamos su presencia en las reconstrucciones como ilustradoras del universo holmesiano.

Imagen tomada de las series de Granada, del capítulo «El tratado naval»

-Objetos extracanónicos fijados por la tradición iconográfica: los más representativos son:
  • El deerstalker (generalmente conocido en español como «gorra de detective»).
  • La capa inverness (generalmente conocida en español como «abrigo de Sherlock Holmes»).
-Objetos inferidos; por ser típicos en un hogar de finales de la época victoriana, de los estudios criminales o medicinales de entonces, o bien relacionados con alguna de las características conocidas de los inquilinos. Por lo que podemos ver, aunque no se mencionen en el Canon:
  • Recuerdos de Afganistán en la alcoba de Watson.
  • Una cabeza frenológica.
  • Un tablero de ajedrez.
  • Un florete, un punchingball...
...y un largo etcétera.

De los planos, nos ofrecemos tres ejemplos, todos ellos elaborados con cuidado para no cotradecir el Canon en la disposición de los elementos y, en diferente medida, cubren las ambiguedades con extrapolaciones y las ilustraciones originales:
La sala principal, por David Richardson, para ilustrar su interesante artículo «A Realistic 221b?»

Por Ernst H. Short y publicado originalmente en el Strand Magazine en 1948. Tomado de Sherlockian.net
Este otro se lo debemos al americano residente en Tokio Russell Stutler. Tomado de la página del artista

De las maquetas, destacamos la que debemos a Nancy Garcés-Saroli, vean una imagen:
Encontrarán más fotos aquí, comparadas con la recreación de la sala del museo de Lucerna en la que está inspirada

En cuanto a las recreaciones a escala real, las encontramos en museos y exposiciones y como escenario en las adaptaciones fílmicas. Preferimos entre estas últimas, por su exactitud y belleza, las de la serie producida por Granda, con Jeremy Brett como Holmes y la del largometraje de Billy Wilder La vida privada de Sherlock Holmes.

Museos que exponen una reproducción de las habitaciones de Baker Street o, al menos, del cuarto de estar, hay un buen número desperdigado por el Mundo. Sólo en Londres había 3:

  • The Sherlock Holmes Museum; sito en el actual 221b de Baker Street, no tiene pérdida. Como en los relatos, el edificio es de época georgiana y la disposición de las habitaciones y otros elementos corresponde con la descripción, incluso en el número de escalones para subir desde el bajo, que es una tienda de recuerdos, hasta el primer piso, donde se encuentran las habitaciones de los personajes y el salón. En el tercer piso, se recrean escenas de algunos de los casos.
  • The Sherlock Homes pub; lo encontrarán en Northumberland Street, ya saben, la calle donde se alojaba sir Henry Baskerville, a un paso de Charing Cross. Exhiben interesantes piezas procedentes de la magnífica y completísima exposición que vio Londres en 1951 y que ilustran muchos de los casos relatados por Watson, así como de los sólo mencionados. En la planta superior se expone la reproducción de la sala de estar, algo abigarrada.
  • La tercera versión, también con problemas de espacio, se podía visitar hasta hace dos años en Baker Street, justo enfrente del museo. The Sherlock Holmes Memorabilia era poco más que una tienda de recuerdos, pero contaba con un piso superior en el que se podían ver los maravillosos props originales de las series de Granada. Ahora es un comercio y no hemos conseguido averiguar qué ha sido de esa magnífica colección.
La recreación expuesta en el pub Sherlock Holmes














A la izquierda, los buenos tiempos del Sherlock Holmes Memoriabilia, a la derecha, el local libre para alquilar en marzo de 2007

De otros 221B de Baker Street en el Mundo mencionaremos, sin ánimo de exhaustividad:
  • El del museo SH de Lucerna, Suiza, fundado por el hijo de Conan Doyle. Amplio y detallado: contó con la colaboración del creador de la mencionada exposición londinenese de 1951.
  • El del museo SH de Meiringen, Suiza. Situado en las cercanías de las cataratas de Reichenbach, donde supuestamente se precipitaron Holmes y Moriarty en un abrazo mortal.
  • El de la biblioteca de la Universidad de Minnesota, USA, que cuenta, además, con la colección de documentos shelockianos más grande del mundo y con una maqueta de la sala.
  • El de Los Ángeles, con muchos detalles, en particular, una buena colección de gasógenos.
  • El del Sherlock Holmes Museet de Nykobing, Dinamarca, aunque viendo la foto se diría que su buena voluntad es superior a sus medios.
Imagen del Sherlock Holmes Museet de Nykobing, tomada de The Mysterious World of Sherlock Holmes

Si han llevado su lectura hasta aquí, estimados parroquianos, puedo confesarles que esta entrada no es más que la introducción de una serie en la que examinaremos indiviudalmente los elementos que encontramos en las famosas habitaciones, así como otros que vemos en las aventuras. La sección se titulará «Notas holmesianas», y son las notas que a un lector le gustaría encontrar cuando se menciona el los relatos una «linterna sorda», un «hansom cab», un «gasógeno» y demás elementos que requieren una explicación para el lector de hoy, así como otros cuyas implicaciones queremos explorar.

Capitular montada sobre una imagen de Sin pistas, 1988