lunes, 2 de junio de 2008

221b Baker Street: interiores

Notas holmesianas (1)
Quedaba pendiente otra entrada sobre el 221b de Baker Street. Si en la ocasión precedente nos ocupamos de su ubicación, hoy lo haremos de su interior. Hemos hablado largo y tendido de la intensa relación del mundo de ficción holmesiano con la realidad (aquí y aquí); esa relación que ha llevado a muchos a buscar la ubicación de la vivienda ha llevado a otros a imaginar cómo sería su interior «en realidad». Esta búsqueda ha dado lugar a reconstituciones, exposiciones, maquetas, etc.

A todo lector le hubiera gustado visitar esa sala, punto de partida y de llegada de tantas aventuras, centro de la tela de araña desde la cual Holmes vigilaba Londres, atento a cualquier vibración producida por los enjambres criminales de la capital; por ello tales reconstituciones han de ser minuciosas; para no defraudar las espectativas de los visitantes más expertos y satisfacer a sus fanáticos creadores. Cuentan con diferentes elementos que podemos clasificar en las categorías siguientes:


Watson desbordado por los acontecimientos en La vida privada de Sherlock Holmes, 1970, interpretado por Colin Blakely. Vemos la legión de honor, el maletín de médico, el tántalo, el gasógeno, la mesa de química y la de comer

-Elementos mencionados en el Canon como parte del decorado; existen descripciones más o menos prolijas:
  • Consistían [los apartamentos] en un par de cómodos dormitorios y una amplia y ventilada sala de estar, amueblada de manera agradable e iluminada por dos anchas ventanas. (Estudio en escarlata)
  • Allí estaba el rincón de química, con su mesa moteada por ácidos. Allí seguía, alineada en su anaquel, la formidable colección de álbumes de recortes y libros de referencia que tantos buenos ciudadanos de Londres hubieran estado encantados de quemar. Los diagramas, el estuche del violín, el soporte para pipas e incluso la pantufla persa que contenía el tabaco [...] («La casa vacía»)
  • Caminé lentamente por la habitación, examinando los retratos de criminales célebres con los que estaba decorada cada pared. Finalmente, en mi vagar sin rumbo, llegué a la repisa de la chimenea: restos de pipa, bolsas de tabaco, jeringuillas, navajas, balas y otras reliquias se desperdigaban sobre ella. (En el dormitorio de Holmes en «El detective moribundo»)
A esto habría que añadir detalles mencionados aquí y allá, como la alfombra de piel de oso sobre la que se desmaya el director del «Priory School», los retratos del general Gordon y de Henry Ward Beecher («La caja de cartón») o las iniciales V.R. que escribe el detective a disparos en una de las paredes del salón, los puros en un cubo de carbón y la correspondencia pendiente clavada con una navaja en la repisa de la chimenea («El ritual de los Musgrave»). Algunos elementos se mencionan en varias ocasiones, como el gasógeno, el tántalo o la antedicha zapatilla persa. Por supuesto, pipas, lupas, objetos caseros, ropas y otros muchos cachivaches.

Vista de la reconstitución del museo londinense de Baker Street; tomada de The Mysterious World of Sherlock Holmes, de Bruce Wexler (detalle)

-Elementos mencionados en el Canon, pero no como parte del decorado de las habitaciones: algunos de ellos es verosímil que se encontraran allí, como recuerdos de las aventuras, pero en las reconstrucciones encontramos a menudo objetos tan peregrinos como:
  • Objetos que nunca fueron propiedad del detective, como las herraduras especiales de «Priory School» e incluso joyas de gran valor recuperadas por Holmes y que, sin duda, volvieron a sus dueños legítimos.
  • Pruebas materiales que deberían estar en los almacenes de la policía, como armas de los criminales o la piedra usada como peso para arrastrar pistola en «El puente de Thor».
  • Imposibles; como uno de los seis bustos de Napoleón de la aventura a la que dan nombre, ya que fueron destruidos en su totalidad.
Aceptamos su presencia en las reconstrucciones como ilustradoras del universo holmesiano.

Imagen tomada de las series de Granada, del capítulo «El tratado naval»

-Objetos extracanónicos fijados por la tradición iconográfica: los más representativos son:
  • El deerstalker (generalmente conocido en español como «gorra de detective»).
  • La capa inverness (generalmente conocida en español como «abrigo de Sherlock Holmes»).
-Objetos inferidos; por ser típicos en un hogar de finales de la época victoriana, de los estudios criminales o medicinales de entonces, o bien relacionados con alguna de las características conocidas de los inquilinos. Por lo que podemos ver, aunque no se mencionen en el Canon:
  • Recuerdos de Afganistán en la alcoba de Watson.
  • Una cabeza frenológica.
  • Un tablero de ajedrez.
  • Un florete, un punchingball...
...y un largo etcétera.

De los planos, nos ofrecemos tres ejemplos, todos ellos elaborados con cuidado para no cotradecir el Canon en la disposición de los elementos y, en diferente medida, cubren las ambiguedades con extrapolaciones y las ilustraciones originales:
La sala principal, por David Richardson, para ilustrar su interesante artículo «A Realistic 221b?»

Por Ernst H. Short y publicado originalmente en el Strand Magazine en 1948. Tomado de Sherlockian.net
Este otro se lo debemos al americano residente en Tokio Russell Stutler. Tomado de la página del artista

De las maquetas, destacamos la que debemos a Nancy Garcés-Saroli, vean una imagen:
Encontrarán más fotos aquí, comparadas con la recreación de la sala del museo de Lucerna en la que está inspirada

En cuanto a las recreaciones a escala real, las encontramos en museos y exposiciones y como escenario en las adaptaciones fílmicas. Preferimos entre estas últimas, por su exactitud y belleza, las de la serie producida por Granda, con Jeremy Brett como Holmes y la del largometraje de Billy Wilder La vida privada de Sherlock Holmes.

Museos que exponen una reproducción de las habitaciones de Baker Street o, al menos, del cuarto de estar, hay un buen número desperdigado por el Mundo. Sólo en Londres había 3:

  • The Sherlock Holmes Museum; sito en el actual 221b de Baker Street, no tiene pérdida. Como en los relatos, el edificio es de época georgiana y la disposición de las habitaciones y otros elementos corresponde con la descripción, incluso en el número de escalones para subir desde el bajo, que es una tienda de recuerdos, hasta el primer piso, donde se encuentran las habitaciones de los personajes y el salón. En el tercer piso, se recrean escenas de algunos de los casos.
  • The Sherlock Homes pub; lo encontrarán en Northumberland Street, ya saben, la calle donde se alojaba sir Henry Baskerville, a un paso de Charing Cross. Exhiben interesantes piezas procedentes de la magnífica y completísima exposición que vio Londres en 1951 y que ilustran muchos de los casos relatados por Watson, así como de los sólo mencionados. En la planta superior se expone la reproducción de la sala de estar, algo abigarrada.
  • La tercera versión, también con problemas de espacio, se podía visitar hasta hace dos años en Baker Street, justo enfrente del museo. The Sherlock Holmes Memorabilia era poco más que una tienda de recuerdos, pero contaba con un piso superior en el que se podían ver los maravillosos props originales de las series de Granada. Ahora es un comercio y no hemos conseguido averiguar qué ha sido de esa magnífica colección.
La recreación expuesta en el pub Sherlock Holmes














A la izquierda, los buenos tiempos del Sherlock Holmes Memoriabilia, a la derecha, el local libre para alquilar en marzo de 2007

De otros 221B de Baker Street en el Mundo mencionaremos, sin ánimo de exhaustividad:
  • El del museo SH de Lucerna, Suiza, fundado por el hijo de Conan Doyle. Amplio y detallado: contó con la colaboración del creador de la mencionada exposición londinenese de 1951.
  • El del museo SH de Meiringen, Suiza. Situado en las cercanías de las cataratas de Reichenbach, donde supuestamente se precipitaron Holmes y Moriarty en un abrazo mortal.
  • El de la biblioteca de la Universidad de Minnesota, USA, que cuenta, además, con la colección de documentos shelockianos más grande del mundo y con una maqueta de la sala.
  • El de Los Ángeles, con muchos detalles, en particular, una buena colección de gasógenos.
  • El del Sherlock Holmes Museet de Nykobing, Dinamarca, aunque viendo la foto se diría que su buena voluntad es superior a sus medios.
Imagen del Sherlock Holmes Museet de Nykobing, tomada de The Mysterious World of Sherlock Holmes

Si han llevado su lectura hasta aquí, estimados parroquianos, puedo confesarles que esta entrada no es más que la introducción de una serie en la que examinaremos indiviudalmente los elementos que encontramos en las famosas habitaciones, así como otros que vemos en las aventuras. La sección se titulará «Notas holmesianas», y son las notas que a un lector le gustaría encontrar cuando se menciona el los relatos una «linterna sorda», un «hansom cab», un «gasógeno» y demás elementos que requieren una explicación para el lector de hoy, así como otros cuyas implicaciones queremos explorar.

Capitular montada sobre una imagen de Sin pistas, 1988

9 comentarios:

Capitán Langstrump dijo...

Soberbia entrada, Predicador, rebosante de esa erudita pasión que derramas sobre todas las cosas.
Esperaremos impacientes el resto de la serie.

Illuminatus dijo...

Lo que sigue de esta entrada es que, en realidad, es muy difícil llegar a un acuerdo sobre la organización de los apartamentos de Holmes. Aunque hay unas versiones más o menos aceptadas, los elementos y su colocación creo que son un poco propios de cada lector y serían de esas cosas que desencadenarían una buena pelea.

Por cierto, ¿habrá análisis o comentario sobre los videojuegos de Holmes de los 90?

Evil Preacher dijo...

Gracias, Capitán, ya se perfila en el horizonte la siguiente de la serie, que será sobre la babucha persa.

En efecto, Illuminatus, los datos canónicos son insuficientes, incluso si los complementamos con otros extracanónicos, como las convenciones arquitectónicas georgianas. Sin embargo, si jugamos a imaginar que Sherlock es real, necesitamos definir una que excluiría las otras, como los cristianos se afanan por imaginar la vera icona, el verdadero rostro de Cristo. Mi preferida es la de la película de Wilder; sería la de la serie de Granada, si no fuera por la posición de la mesa de química, que considero errónea.

Ginebra dijo...

Vistas las fotos, a las habitaciones no les falta un perejil.

Evil Preacher dijo...

Perejil seguramente no: en cierta ocasión Holmes resolvió un caso justamente por la profundidad a la que se había hundido el perejil en la mantequilla un dia caluroso.

Anónimo dijo...

La habitación de "La vida privada de Sherlock Holmes" me parece demasiado espaciosa, mi idea se aproxima más a la de la serie de Granada. Por cierto, sabe usted si hay posibilidad de obtener la película de Wilder con las partes suprimidas o si estas se han perdido definitivamente. Según lo leído en alguna biografía de Wilder los descartes no pintaban mal.

Por cierto, muy buena entrada.

Saludos

Evil Preacher dijo...

Un placer verte por aquí.
Es cierto que las dimensiones y la mayor parte de los detalles de la versión de Granada son muy adecuados. Por otra parte, acabo de darme cuenta que la de Wilder también tiene alguna pequeña contradicción con el Cánon, en lo relativo a la posición del gasógeno, pero, al fin y al cabo, si las heridas de Watson pueden cambiar de lugar, con más razón podrá un simple gasógeno.

Ah, olvidé decir a Illuminatus en mi comentario precedente que no habrá, muy a mi pesar, entrada sobre los videojuegos, ya que no conozco suficientemente el asunto.

Sin embargo, sí que habrá entrada sobre los trozos eliminados de la versión de Wilder. Fue una lástima que el director no pudiera estrenar la película que quería, porque, efectivamente, había fragmentos muy valiosos. Algunos de ellos, los menos, se conservan íntegros y se han añadido a una versión restaurada estrenada en salas, pero en mi versión DVD no vienen. De otros se conservan sólo el sonido o sólo la imagen, o tan solo el guión o alguna foto fija. De otros supongo que nada de nada.
En una próxima entrada espero publicar uno de esos fragmentos; se conserva la imagen y el guión, así que tengo que traducirlo y subtitularlo. Es humorístico y desarrolla un pequeño hilo de acción completo, como un sketch, de manera que la falta de sonido le da un punto de cine mudo de lo más entrañable.

Anónimo dijo...

Seguiremos atentos a próximos post entonces.

Y abusando de su amabilidad, una segunda consulta. Busco un regalo para quien ha disfrutado, y ya posee, el Canon, el Baring-Gould, los relatos de Adrian Doyle y Dickson Carr y las novelas de Nicholas Meyer. ¿Algún autor o libro post-Conan Doyle, aparte de los mencionados, que recomiende?

Un saludo y muchas gracias.

Evil Preacher dijo...

Su amigo tiene buen criterio: soy bastante conservador a la hora de aceptar pastiches, pero los mencionados son justo los que me atrevería a recomendar. Podría añadir uno más: Juegos y problemas de ajedrez para Sherlock Holmes de Raymond Smullyan, pero sólo tendría sentido si la persona en cuestión es también aficionada al ajedrez.
Si lee en inglés tiene más posibilidades, como la adaptación teatral de Gillette (creo que no está publicada en español).
Otra posibilidad es pensar en productos derivados, como la serie radiofónica de Basil Rathbone y Nigel Bruce o las primeras temporadas de Granada.
No es mucho, supongo que usted mismo ya habría llegado a esas conclusiones, pero espero que le sirva de ayuda.