lunes, 28 de mayo de 2007

Óxido nitroso para Ledger

stos días se espera con emoción (y anticipación) Batman Dark Knight; prometedora según todos los indicios, aunque, según parece, no se trata de una adaptación de la obra maestra de título similar de Frank Miller (1980). Es un buen momento para una pequeña reflexión en imágenes sobre la iconografía del Joker, uno de los malvados favoritos de todos nosotros:


Como es sabido, Bob Kane y Bill Finger se inspiraron, para la creación del personaje, en la caracterización de Conrad Veidt (3) en la adaptación cinematográfica que Paul Leni hizo de El hombre que ríe (1928). Ya era la tercera versión de novela de Victor Hugo que se llevaba al cine y aún habría otra en 1966. En (1) vemos la portada de una edición en inglés. El dibujo representa la escena en que el protagonista, Gwynplaine, tras recuperar la alta posición social que le correspondía por nacimiento, hace un discurso incendiario en la Cámara de los Lores. Su rostro había sido desfigurado mediante una operación en una permanente sonrisa que sólo podía disimular momentáneamente con gran esfuerzo e inmenso dolor. Ha tenido dos adaptaciones al cómic, una en 1948 y otra en 1994 a cargo de Fernando de Felipe (2).

En (4) vemos la primera aparición del Joker en 1940 (Batman #1). En (7), dibujado por Doug Mahnke, en la portada de la novela gráfica escrita por Ed Brubaker; su título, El hombre que ríe (2005), subraya los orígenes iconográficos del personaje.

A continuación vemos algunas de las más famosas adaptaciones que le han llevado de los tebeos a otros medios: en (5) está encarnado por César Romero en la serie televisiva de la ABC, participó en 20 episodios entre 1966 y 1968; esta imagen procede concretamente del capítulo 5º, «The Joker Trumps an Ace». En (6) Jack Nicholson en la versión de Tim Burton (1989) y en (8) en la magnífica serie animada de la Warner de los años 90.

Volviendo a la novela de Hugo hay que decir que se ha adaptado también numerosas veces al teatro; en la actualidad pueden ver en París un musical cuyo cartel se reproduce en (9). Cerrando el círculo, el personaje se parece muchísimo al Joker que podremos ver el año que viene en Batman Dark Night interpretado por Heath Ledger (10); debe ser el signo de los tiempos.

viernes, 25 de mayo de 2007

No lo intenten en casa

asta hace 10 minutos nunca había oído hablar de Guadalajaraman y aquí me ven recomendándoles la única de sus obras que he visto: hela aquí, su título; «Otakus»:




¿Qué les parece?

miércoles, 23 de mayo de 2007

El científico y el pulpo

e dirijo a ustedes esta noche, estimados parroquianos, bajo el impacto de tres post aparecidos recientemente en el Blog ausente y que hablan de predicadores malvados que han llegado mucho más lejos que este su humilde servidor. Existe un más allá y está en la tele.

Por otra parte, esta nueva mención de la sección ausente «La enajenación que desafió al mundo», me da pie a hablarles de la mía favorita de todos los tiempos. Procede originalmente de la película La novia del átomo y la pronuncia el Dr. Eric Vornoff, interpretado por un decadente Bela Lugosi. Sin embargo la conocí a través de Ed Wood, ya que en esta película de Tim Burton se reproducen con fidelidad maniaca escenas de varias películas del director que da título a la cinta. He aquí la cita:

Home? I have no home.
Hunted... despised... living like an animal
the jungle is my home!
But I will show the world that I can be its master.
I shall perfect my own race of people
a race of atomic supermen that will conquer the world!
HA HA HA HA

[¿Hogar? Yo no tengo hogar.
Perseguido... despreciado... viviendo como un animal
¡La jungla es mi hogar!
Pero voy a demostrar al mundo que puedo ser su amo.
Perfeccionare mi propia raza,
una raza de superhombres atómicos ¡que conquistará el mundo!
JA JA JA JA ]


Tenemos todos los elementos esenciales: el ego desmedido refrendado por la propia genialidad, el rechazo de un mundo exterior que no comprende, espíritu de venganza, risa enajenada, planes megalómanos: es perfecto.

Martin Landau hizo esta maravillosa interpretación de Lugosi, sin duda ustedes ya la han visto, pero es una de esas cosas que merece la pena ver varias veces.



Es realmente emocionante es ver la auténtica escena de Bela:


Hemos tenido suerte de que ClassicGarth la tutubeara.
Otra de las escenas de mayor patetismo en la película de Burton mimetiza también una escena de la Novia del átomo y es la lucha del científico contra su pulpo mascota (un tópico que nos faltaba: el monstruo mascota que acaba devorando a su amo).

La Wikipedia nos informa de que el pulpo había luchado previamente con John Wayne (en Wake of the Red Witch, de Cecil B. de Mille) y nos muestra esta foto de un doble de Bela haciendo lo propio, durante el rodaje de la película de Wood.

lunes, 21 de mayo de 2007

Piel para el Predicador II

os parroquianos más veteranos recordarán que hace unos meses declaré la intención de ir dejando más bonita la presentación de la página; el primer paso fue la mejora del avatar del predicador. Las limitaciones de tiempo y mi perfecto desconocimiento de los códigos que se utilizan para estas cosas han ido retrasando el cambio de template. La nueva presentación la he sacado de una página dónde un cierto Isnaini te deja bajártelas. En concreto se trata del modelo llamado Nyoba-780, cuya presentación pueden ver en la ilustración. La he cambiado aprovechando las limitadas opciones que ofrece Blogger y gracias a la ayuda de amigos duchos en la materia.


Así, Enrique me ha arreglado varias cosas que no quedaban bien, como el tamaño y resolución del título y el enlace con Babel Fish y Maelmöri el flavicón y los botones de Menéame y del.icio.us: mil gracias a ambos por vuestra paciencia (por cierto, si viven ustedes en la región de Madrid pónganse en contacto con Maelmöri que anda loco porque necesita gente que quiera adoptar gatitos). Queda un pequeño problema fácil de resolver, pero algo laborioso: como las encuestas de Dominus Dei están escritas en negro, no se ve el texto sobre el fondo negro; lo cambiaré en los días que vienen.
Espero que les guste este nuevo ambiente.

jueves, 17 de mayo de 2007

Lirismo lisérgico

n los comentarios al último post quedó clara la necesidad de hablar más de los títulos de crédito, cuestión profunda y amplia donde las haya. Siendo así, consideremos hoy el asunto parcialmente, fijándonos en un par de rasgos recurrentes de los créditos del animé japonés:

El tiempo narrativo y pacto de realidad que crean son, como vimos, independientes de los de la serie. En los capítulos predomina la narración, aquí predomina la lírica. A menudo se habla de los sentimientos de los personajes y las letras pueden tener asunto amoroso, aunque en la serie no exista trama sentimental (como en el ya mencionado caso de Fullmetal Alchemist, que pueden encontrar en youTube con la traducción de la letra al español). Las acciones de los personajes pueden tener una interpretación lírica, es decir, el perro de Flandes no puede volar en la serie; si lo hace en los créditos (ocurre lo mismo en otras series, como Heidi en su nube) es para expresar un estado de ánimo y en ningún caso superpoderes.

El perro de Flandes:


Heidi (no se pierdan la sucesión de lluvia de flores y de nieve ¿qué mejor ejemplo de tiempo lírico frente a tiempo narrativo?):



En cuanto al aspecto técnico, pueden estar más limitados todavía en dibujos por segundo de lo que ya lo están los capítulos (los créditos finales, en particular). Esta tacañería en la animación lleva a hallazgos formales interesantes:

En ocasiones, como vimos en el ending de Dragon Ball el otro día, eso permite introducir ilustraciones más elaboradas que las que vemos en la serie.

Otras veces vemos simplemente desfilar lateralmente personajes, lo cual crea un simpático efecto decorativo, como si se tratara de una cenefa o algún tipo de ornamentación mural seriada. Vean aquí este bonito ejemplo, procedente de los títulos iniciales de Totoro, de Hayao Miyazaki, el único y genial.



¿Se han fijado en lo que se parecen los desplazamientos -con bichillos que entran y salen de casillas- a los de los juegos de las maquinitas Nintendo de la época? ¿Es una coincidencia debido a similares limitaciones en la animación o existe una influencia entre ambas artes?
Otro ejemplo clásico de este desfile es el cierre de Heidi, que pueden ver a continuación junto con la letra para que puedan cantarla en plan karaoke, que lo están deseando... bueno, en realidad soy yo el que lo está deseando; ahora mismo me pongo aunque no sean horas.




Moshimo chiisa na koya no to ga hiraitara
Mattete goran hora ano ko ga kakete kuru
Nihiki no koyama hitsuji to issho ni sukitoota hisashi no naka o

Moshimo chiisa na ashioto ga kikoetara
Mattete goran hora ano ko ga kakete kuru

Moshimo tooku made kodama ga kikoetara
Mattete goran hora ano ko ga yonde iru
Edelweiss (eederuwaisu) no hanawa o aoi sora e nageagenagara

miércoles, 9 de mayo de 2007

Sonrisas desde el umbral

Convendrán ustedes conmigo en que cuando vemos una ficción televisiva o cinematográfica suspendemos durante la sesión nuestra incredulidad; es decir, nos dejamos encantar por las historia y estamos dispuestos a aceptar que David Hasselhoff es Michael Knight y que tiene un coche que habla, aunque, en el fondo, sepamos que es un burdo truco. Establecemos un pacto de ficción con los autores que si deja de cumplirse nos cabrea como espectadores y todo empieza a parecernos una farsa. Un caso clásico de ruptura de este pacto es, por ejemplo, cuando vemos el micrófono que cuelga de la jirafa entrar en el plano; nos recuerda inevitablemente que lo que estamos viendo es mentira y que hay todo un equipo alrededor de los actores.

Por ello resultan apasionantes las imágenes que presentan a los personajes en los créditos:

A veces son, simplemente, fragmentos de la acción de la serie, lo cual no causa ningún conflicto de verosimilitud. En otras, sin embargo, el personaje está fuera de la acción de la serie, fuera de su tiempo ficcional; es todavía el personaje (no el actor) pero, por un momento es consciente de que le vemos (luego no lo recordará durante la serie) e incluso nos mira y nos sonríe. Un caso paradigmático es el de The Love Boat (Vacaciones en el mar):



¿Lo han visto, estimados parroquianos? los personajes saben que les miramos, reaccionan ante nuestra presencia: los títulos de crédito crean un espacio ficcional diferente al de la serie, con un tiempo propio y su propio pacto; un especie de zona umbral entre la ficción y la realidad.

Un caso que riza el rizo es el de la serie Numb3rs; aquí no se trata de las imágenes, si no de las palabras: el bueno de Charlie Eppes nos explica que las matemáticas se pueden aplicar y se aplican para un montón de cosas, pero no es un monólogo extraído de la acción de la serie, se dirige a nosotros, espectadores. Por unos momentos Charlie sabe que estamos ahí y nos habla, aunque no parezca recordarlo durante el capítulo.



En otras ocasiones, cuando les vemos al final en lugar de la principio, recuerda a las obras de teatro, cuando los actores saludan al público haciéndonos salir sin remedio del pacto cuando vemos sorprendidos que los cojos caminan y los muertos también (aunque en el teatro ya son los actores y no los personajes). Un bello ejemplo es Dune, los carismáticos personajes aparecen translúcidos, como fantasmas, superpuestos al océano insondable de Caladan.




A menudo dejamos muchos de nuestros proyectos más queridos para un momento futuro «cuando tengamos tiempo», tenemos la esperanza de que alguna la urgencia, las necesidades banales cotidianas, la enfermedad, el trabajo, no nos tocarán y nos dejarán espacio para hacer eso que siempre quisimos. A veces parece que en la zona umbral de los títulos de las series los personajes disfrutan de ese espacio paradisiaco; miren sino el famoso y enigmático cierre de Bola de Dragón que se focaliza en Bulma, revelando las eperanzas y sentimientos del personaje, desvelando cosas que nunca se nos dicen en la serie, dando lugar a uno de los mayores delirios de la historia de la televisión. Escuchen, por favor:


¿qué me dicen?

jueves, 3 de mayo de 2007

El origen de mala hostia

Si la ira, en ciertas circunstancias, puede ser legítima, en la mayor parte de las ocasiones no hace más que evidenciar una carencia del iracundo; sin embargo, la lengua busca siempre que la responsabilidad caiga en otros: veamos a qué se atribuye esta pasión en lenguaje corriente:

Origen mágico: en las expresiones «enojarse»; es decir, ser víctima del mal de ojo y «enfadarse»; ser víctima del encanto de las hadas (en-hadarse). Solución: usa un amuleto.

Origen médico: «estar de mal humor»; es decir tener una descompensación entre los cuatro humores que componen los fluidos corporales (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema) según la teoría clásica, era el origen de las enfermedades. Cuando uno se preocupa demasiado «se pone enfermo», es decir «se hace mala sangre». Solución: sangrías, eméticos y laxantes.

Alcurnia: en «mala sangre» una persona con ella -de condición «aviesa», siguiendo la definición de la RAE- la ha heredado de sus ancestros. También en el caso de la «mala leche», con la particularidad de que aquí se refiere al linaje materno (recuerden la expresión relacionada «la leche que te han dao»). Evoca tiempos remotos de sociedades matrilineales. Solución: terapia génica (en desarrollo).

Origen tóxico: tenemos «mala uva» o «mal vino»; la culpa no es del iracundo, es el vino lo que le hace actuar así. Similar es el caso de tener «mal café». Solución: tratamiento habitual en caso de intoxicación etílica.

La lengua española hace honor a la tradición jurídica y cotidiana de «la culpa es de otro».