como pequeño complemento al post precedente, en el que hablábamos de la carga sexual inherente a la imagen del gorila, añadimos aquí un documento musical. En dicho post nos ocupábamos sólo del lado simbólico e iconográfico de esa sexualidad, tal como es percibida en occidente, lejos de los auténticos simios. Sin embargo, es cierto que las costumbres de los bichos reales, y no simbólicos, justifican esa reputación, en particular las proezas de los imaginativos bonobos. Una de las formas del mito, la competencia desleal entre el macho simio y el macho humano por las hembras humanas, ha sido ejemplificada en este blog tanto en el arte (en la estatua de Fremiet que vimos el otro día) como en la naturaleza (en este post). A demás de la competencia, otra de las muchas formas que puede tomar esta proverbial potencia sexual es su vertiente sodomita, sea esta consentida o como castigo: volveremos sobre este caso el jueves. George Brassens nos ofrece una lectura del gorila que participa de la fantasía de la sumisión tanto femenina como masculina, en forma de sodomía como castigo; todo ello para terminar como alegato contra la pena de muerte, que la disfruten:
Existe una simpática versión española que pueden escuchar aquí.
Extra: les dejo a ustedes estos anaglifos, confiando en que sepan dónde guardaron las gafas apropiadas para apreciarlos en su tridimensinal belleza:
Los hice a partir de estas fotos estereoscópicas, procedentes de una encantadora página de taxidermia victoriana, con el programa Z-Anaglyph:
Y los he sacado del baul de los recuerdos gracias a un reciente post del Capitán Langstrump.
La capitular está montada sobre una foto tomada de aquí.
La celebración del día mundial del traje de gorila fue originalmente una propuesta de Bizácoras, a la que nos fuimos uniendo fervorosamente blogs no pertenecientes a dicha agrupación, hasta dar al evento la dimensión internacional que le es propia hoy en día.
C'est à travers de larges grilles, Que les femelles du canton, Contemplaient un puissant [gorille, Sans souci du qu'en-dira-t-on. Avec impudeur, ces commères Lorgnaient même un endroit [précis Que, rigoureusement ma mère M'a défendu de nommer ici... Gare au gorille !... Tout à coup la prison bien close Où vivait le bel animal S'ouvre, on n'sait pourquoi. Je [suppose Qu'on avait du la fermer mal. Le singe, en sortant de sa cage Dit «C'est aujourd'hui que j'le [perds !» Il parlait de son pucelage, Vous aviez deviné, j'espère ! Gare au gorille !... L'patron de la ménagerie Criait, éperdu : «Nom de nom ! C'est assommant car le gorille N'a jamais connu de guenon !» Dès que la féminine engeance Sut que le singe était puceau, Au lieu de profiter de la chance, Elle fit feu des deux fuseaux ! Gare au gorille !... Celles là même qui, naguère, Le couvaient d'un œil décidé, Fuirent, prouvant qu'elles [n'avaient guère De la suite dans les idées ; D'autant plus vaine était leur [crainte, Que le gorille est un luron Supérieur à l'homme dans [l'étreinte, Bien des femmes vous le diront ! Gare au gorille !... Tout le monde se précipite Hors d'atteinte du singe en rut, Sauf une vielle décrépite Et un jeune juge en bois brut; Voyant que toutes se dérobent, Le quadrumane accéléra Son dandinement vers les robes De la vieille et du magistrat ! Gare au gorille !... «Bah ! soupirait la centenaire, Qu'on puisse encore me désirer, Ce serait extraordinaire, Et, pour tout dire, inespéré !» ; Le juge pensait, impassible, «Qu'on me prenne pour une [guenon, C'est complètement impossible...» La suite lui prouva que non ! Gare au gorille !... Supposez que l'un de vous puisse [être, Comme le singe, obligé de Violer un juge ou une ancêtre, Lequel choisirait-il des deux ? Qu'une alternative pareille, Un de ces quatres jours, m'échoie, C'est, j'en suis convaincu, la vieille Qui sera l'objet de mon choix ! Gare au gorille !... Mais, par malheur, si le gorille Aux jeux de l'amour vaut son [prix, On sait qu'en revanche il ne brille Ni par le goût, ni par l'esprit. Lors, au lieu d'opter pour la [vieille, Comme l'aurait fait n'importe qui, Il saisit le juge à l'oreille Et l'entraîna dans un maquis ! Gare au gorille !... La suite serait délectable, Malheureusement, je ne peux Pas la dire, et c'est regrettable, Ça nous aurait fait rire un peu ; Car le juge, au moment suprême, Criait : «Maman !», pleurait [beaucoup, Comme l'homme auquel, le jour [même, Il avait fait trancher le cou. Gare au gorille !... | Es a través de una ancha verja que las féminas de la región contemplaban a un potente [gorila sin preocuparse del qué dirán con impudor, estas comadres miraban con deseo un lugar [preciso que, rigurosamente mi madre me ha prohibido nombrar aquí ¡Cuidado con el gorila! De repente, la prisión bien cerrada donde vivía el bello animal se abre, no se sabe porqué. [Supongo que debían haberla cerrado mal. El mono, saliendo de su jaula dice «¡Hoy la pierdo!» Hablaba de su virginidad, como ya habían adivinado ustedes [¡espero! ¡Cuidado con el gorila! El guardián de la casa de fieras gritaba espantado «¡Dios mío! ¡Es terrible, pues este gorila nunca ha conocido mona!» En cuanto la femenina asamblea supo que el mono era virgen, en lugar de aprovechar la [oportunidad ¡salió echando chispas! ¡Cuidado con el gorila! Incluso las mismas que hace un [momento le examinaban con ojo decidido huyeron, probando que no iban del dicho al hecho. Su temor era infundado, pues el gorila es un juerguista superior al hombre en la intimidad ¡Muchas mujeres se lo confirmarán! ¡Cuidado con el gorila! Todo el mundo se precipita fuera del alcance del mono en celo, salvo una vieja decrépita y un joven juez severo. Viendo que todas se escapaban, el cuadrúmano aceleró su contoneo hacia las faldas de la vieja y del magistrado. ¡Cuidado con el gorila! «¡Bueno!» Suspiraba la centenaria «que pueda desearme todavía sería extraordinario y, por decirlo todo, inesperado» El juez pensaba, impasible, «Que me tome por una mona es complétamente imposible» ¡La continuación probará que no! ¡Cuidado con el gorila! Supongan que uno de ustedes se [encuentre, como el mono, obligado a violar a un juez o a una antepasada ¿cuál de los dos escogerían [ustedes? Si el azar me deparara un día tal alternativa es, estoy convencido, la vieja quien sería el objeto de mi [elección. ¡Cuidado con el gorila! Pero, por desgracia, si el gorila en los juegos del amor vale mucho, es sabido que, sin embargo, no [brilla ni por su gusto ni por su inteligencia. Cuando, en lugar de optar por la [vieja, como cualquiera hubiera hecho, agarra al juez de la oreja ¡y se lo lleva al monte! ¡Cuidado con el gorila! La continuación sería delectable, desgraciadamente, no puedo decirla y es lamentable, pues nos hubliera hecho reir un [poco, pues el juez, en el momento [supremo, gritaba «¡Mamá!». Lloraba mucho; ¡como el hombre al que ese mismo [día había hecho cortar el cuello! ¡Cuidado con el gorila! |
Existe una simpática versión española que pueden escuchar aquí.
Extra: les dejo a ustedes estos anaglifos, confiando en que sepan dónde guardaron las gafas apropiadas para apreciarlos en su tridimensinal belleza:
Los hice a partir de estas fotos estereoscópicas, procedentes de una encantadora página de taxidermia victoriana, con el programa Z-Anaglyph:
Y los he sacado del baul de los recuerdos gracias a un reciente post del Capitán Langstrump.
La capitular está montada sobre una foto tomada de aquí.
La celebración del día mundial del traje de gorila fue originalmente una propuesta de Bizácoras, a la que nos fuimos uniendo fervorosamente blogs no pertenecientes a dicha agrupación, hasta dar al evento la dimensión internacional que le es propia hoy en día.
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