as incoherencias que, como decíamos recientemente, ocupan a las sociedades holmesianas, producen controversias entre miembros y asociaciones no menos animadas que las que mantenían las diferentes sectas cristianas en el s. IV, aunque hay que decir en favor de los holmesianos que, según nuestros datos, jamás han incurrido en la grosería de quemar en la hoguera a sus adversarios.
Algunas de ellas parecen zanjadas, sin embargo, de manera tan definitiva como cuando san Agustín estableció que el pecado original existía: es el caso del mencionado problema de la confusión de la señora Watson; la explicación dada por Dorthy L. Sayers en su artículo «Dr. Watson Christian Name» (que expusimos brevemente el otro día) parece haber sido aceptada por todos. Ocupémonos pues, como habíamos anunciado, de un problema más espinoso: dado que no había un número 221b en Baker Street en aquella época ¿dónde se encontraban «en realidad» las habitaciones de nuestros personajes? La cuestión se puede afrontar desde diferentes puntos de vista:
Literalista:
Admitimos que Watson escribió en realidad las narraciones y que Holmes es un personaje histórico y, además, que todo lo que dice el texto es cierto a pie de la letra. Es una postura poco estimulante y que ninguna escuela sigue, ya que las incoherencias con las pruebas históricas (como mapas de la época) deberían ser consideradas falsificaciones del Maligno (¿Moriarti?) y se acabó la diversión.
Interpretativo:
Admitimos que Watson escribió en realidad las narraciones y que Holmes es un personaje histórico, pero se permite cierto nivel de interpretación del Canon. Es la postura de la que parten todos los holmesianos, si bien llegan a conclusiones diversas. Algunas de las teorías sitúan la residencia del detective en:
-Número 72 (el 31 de la numeración moderna) entre las alturas de Blandford y George. Defendida por Bernard Davis en su artículo «The Back Yards of Baker Street». Más recientemente Peter Liddell, en «The Location of 221b», mantiene la misma opinión.
-Número 111 (en la numeración moderna) propuesta por The Hounds en marzo de 2001.
-Y, la más aceptada tradicionalmente, algún lugar entre las alturas de Blandford y Dorset en la acera Oeste.
Histórico.
Partimos de que Holmes es una ficción inventada por Conan Doyle:
Desde este punto de vista se suele admitir que Doyle estimó que Baker Street era un buen emplazamiento, pero que escogió un número ficticio al azar para evitar la eventualidad de que los vecinos fueran molestados.
Según el testimonio (no aceptado por muchos) de Harold Morris, la elección no fue tan azarosa, ya que fue su padre quien sugirió a Doyle el número 21 de la calle, ocupado a la sazón por unos amigos de la familia, y que el escritor lo visitó y lo encontró completamente adecuado, maquillando posteriormente (de nuevo para evitar molestias) el 21 en 221b.
Fragmentos dedicados a Baker Street de un callejero actual y de otro de 1888. En este último nos hemos permitido colorear las calles que se mencionan en los pasajes citados.
Vamos a ocuparnos pues del que hemos llamado «interpretativo»:
Pero, ya que el Canon «miente» al decir que estaba en el 221b ¿cuánto crédito debemos a los demás datos que nos ofrece? sólo debemos cuestionar un dato canónico como último recurso, ya que, en caso contrario, o no podríamos pronunciarnos en absoluto cayendo en un espantoso agnosticismo o caeríamos en la arbitrariedad de aceptar o no los datos según convinieran o no a nuestra tesis. Por otra parte el objetivo que busca, en realidad, esta tendencia, es hacer concordar los datos reales a los que tenemos acceso con el Canon, el verdadero fin es que éste gane verosimilitud: por lo tanto, cada dato canónico que desestimemos es una batalla perdida y no lo podremos hacer sin una buena excusa compatible con nuestro universo ficcional: por ejemplo; Watson falsea el número de la calle para evitar que todo el hampa de Londres tuviera localizado a su peor enemigo.
Holmes (Jeremy Brett) contempla Baker Street desde sus habitaciones en la cabecera de la serie de Granada Television. Más abajo, un plano del portal del detective visto desde la ventana de Camden House, en el episodio que adapta «La casa vacía»
Los datos históricos que tendremos en cuenta serán mapas de la época y el cambio de numeración de la calle. Es relativo el valor de los paseos por la actual Baker Street como prueba: en el Londres victoriano existían tras las calles burguesas de lindas fachadas por las que paseaban los caballeros, callejuelas por las que transitaba el servicio y las mercancías, cuadras, patios traseros y todo un laberinto sin pavimentar difícilmente reconstruibles con los planos y mucho menos dando un paseo hoy. Incluso una calle de edificios georgianos, frecuentada y cara del West End, como era Baker Street en aquel entonces, estaba flanqueada por ese mundo paralelo en el que Holmes se movía a sus anchas. Como pueden ver en la foto satélite de Google Earth (más abajo) las manzanas entre Dorset, Blandford y George han sido completamente renovadas (como veremos inmediatamente esas calles son el punto de referencia principal para la situación de la casa en cuestión).
La Baker Street de la época era más corta que la actual, ya que (como pueden constatar cotejando los planos actuales y antiguos que ilustran ese artículo) dos tramos, conocidos antaño como York Place y Upper Baker Street fueron incorporados más tarde como prolongación de Baker Street; en 1921 y 1930 respectivamente: de manera que a partir de ahora, cuando nos refiramos a Baker Street, estaremos hablando únicamente del tramo comprendido entre Paddington Street y Portman Square.
La numeración comenzaba en el extremo Sur de la calle, en su acera Este, con el número 1; ascendía hasta el extremo Norte de esta acera, número 42, que tenía en frente el 43; es decir, en la acera Oeste la numeración crecía de Norte a Sur hasta llegar al último, el 85, que quedaba enfrente del número 1.
Esta curiosa forma de numerar los portales «de ida y vuelta» todavía puede verse en algunas calles de Londres, si bien lo normal es que, como en la que nos ocupa, se haya pasado al más cómodo sistema de colocar los pares a un lado y los impares en el opuesto, de manera que el actual número 1 sería el antiguo 2 y el 2 actual sería el 85 antiguo. El actual 221b, donde se encuentra el Museo SherlockHolmes, ni siquiera se encontraba en Baker Street por aquel entonces, sino en Upper Baker Street.
Algunas referencias canónicas en relación con Baker Street:
[Watson y Holmes salen de casa en dirección a Bloonsbury] Nuestras pisadas resonaban secas y sonoras, mientras cuzamos el barrio de los médicos, Wimpole Street, Harley Street y, siguiendo adelante por Wigmore Srteet, desembocamos en Oxford Street. («El carbunclo azul»)
[Watson describe la calle desde la ventana] A decir verdad, nadie venía de la dirección de la estación del metropolitano, salvo aquel caballero solitario cuya conducta me había llamado la atención. «La diadema de Berilo»
Hasta Aldersgate hicimos el viaje en el ferrocarril subterraneo. («La liga de los pelirrojos») [La estación de metro de Baker Street, abierta en enero de 1863, es una de las más antiguas del mundo; desde allí hasta Aldersgate tenían seis paradas, como pueden comprobar en un mapa de metro de la época]
Aún se veía al doctor Mortimer y a Baskerville, que caminaban a unas doscientas yardas por delante de nosotros en dirección a Oxford Street [...] Sherlock apresuró el paso hasta que redujimos, más o menos, a la mitad, la distancia que nos separaba. Entonces, manteniéndonos siempre a un centenar de yardas a su zaga, los seguimos hasta entrar en Oxford Street y después por Regent Street. (El perro de los Baskerville, capítulo 4)
[Holmes recibe en sus habitaciones a un cochero (John Clayton) que explica cómo había acechado, a petición de un misterioso cliente, al doctor Mortimer y a Baskerville] [...] subieron a un coche de los que estaban en fila. Seguimos a este coche hasta que se detuvo por aquí. - Delante de esta misma puerta - Dijo Holmes. - Yo no estaba seguro de eso, pero me atrevo a decir que mi viajero estaba bien enterado. Hicimos alto calle abajo, hacia la mitad de la misma y esperamos durante hora y media. Al cabo de ese tiempo pasaron por nuestro lado, caminando, los dos caballeros y nosotros les seguimos Baker Street adelante y luego por... [Oxford y Regent Street] [...] en el momento en el que iba a alejarse dio media vuelta y dijo: "Quizá le interese saber que ha llevado usted en cu coche al señor Sherlock Holmes" [Hay que señalar que esta ironía por parte del criminal pone de manifiesto que él había identificado con precisión el portal dondo se había parado como la vivienda del detective](El perro de los Baskerville, capítulo 5)
Holmes y Watson seguían al Dr. Mortimer y a Sir Baskerville: cuando perciben que un hansom cab hacía lo mismo, éste huye. Ilustración de Paget para El perro de los Baskerville
Estos fragmentos y algunos otros concuerdan con la realidad de Baker Street y, el último, nos indica además que el portal de nuestro amigos se encontraba algo más al norte que la mitad de la calle. En el plano que ilustra este artículo, procedente de un callejero de 1888, hemos coloreado las calles que se mencionan en los fragmentos. Sin embargo el pasaje que más información ha dado para estas controversias procede de la aventura «La casa vacía»:
Yo me había imaginado que nos dirigíamos a Baker Street, pero Holmes detuvo el coche en la esquina de Cavendish Square. Me fijé en que al apearse dirigió a derecha e izquierda una mirada muy escurtadora y que en las esquinas de todas las calles subsiguientes tomaba las máximas precauciones para asegurarse de que nadie nos seguía. El camino que recorríamos era verdaderamente extraordinario. Holmes se sabía muy bien las travesías y callejuelas de Londres y en esta ocasión cruzó rápidamente y con paso seguro por toda una red de cocheras y establos, cuya existencia yo ni siquiera sospechaba. Salimos por último a una pequeña carretera bordeada de casa antiguas y tristonas, desde la que desmbocamos en Manchester Street y luego en Blandford Street. Una vez en esta calle, nos metimos rápidamente por un estrecho pasillo, cruzamos una puerta cochera de madera por la que salimos a una explanada desierta y luego abrió Holmes con una llave la puerta posterior de una casa. Penetramos en ella los dos y él cerró la puerta una vez que estuvimos dentro.
Reinaba en aquel lugar la más negra oscuridad, a pesar de lo cual comprendí yo con toda evidencia que la casa se hallaba deshabitada. [suben las escaleras, hasta una ventana que da a una calle diferente a aquella desde donde habían entrado] -¿Sabe usted dónde estamos?- Con seguridad en Baker Street- le contesté, mirando hacia afuera por la polvorienta ventana. - Así es. Nos encontramos en Camden House, que se alza frente por frente de nuestras antiguas habitaciones.
Holmes había conducido allí a su amigo para tener un buen puesto de vigilancia, con vista directa sobre su casa, donde esperaba un ataque; como venían del Este (y en ningún momento cruzan Baker Street) está claro que Camden House se encontraba en el lado Este de la calle. El fragmento indica que entraron a una manzana acesible desde Blandford; es decir, delimitada bien entre Blandford y George o bien entre Blandford y Dorset. En este último caso, como la de nuestros héroes se situaba justo enfrente, había de estar en la manzana comprendida entre King (perpendicular oeste, hoy incorporada a Blandford) y Dorset; en el caso precedente, en la comprendida entre King y George. Y este es el dilema que se han planteado los investigadores bien informados y han buscado pistas para decantarse de uno u otro lado.
Recapitulando:
Sherlock vivía frente a la manzana delimitada por Blandford y George o frente a la manzana delimitada por Blandford y Dorset.
En todo caso no hay duda de que el hogar de nuestros héroes se encontraba en la acera Oeste de la calle.
Según acabamos de leer en el fragmento que reproducimos más arriba, John Clayton y su cliente esperaban a Baskerville y a Mortimer hacia la mitad de la calle, con idea de seguirles dirección Sur, hacia Oxford Street, como, efectivamente, hicieron. Tenemos, pues, que pensar que el portal del detective se encontraba algo más al Norte, puesto que siguieron a los dos cablleros hasta allí, bajaron un poco y, cuando salieron, fue adelantado por ellos. Dando un margen de error de unos 40 metros a Clayton -margen que, seguramente, no necesita, ya que podemos fiarnos del sentido espacial de un cochero con siete años de oficio sin ninguna queja (El perro de los Baskerville, capítulo 5)- acechaban a la altura de la manzana comprendida entre Dorset y Blandford (unas sencillas mediciones en Google Earth lo ponen de manifiesto) lo cual excluye la posibilidad de que la residencia de la señora Hudson se encontrara más al Sur, es decir, entre Dorset y George, dejándonos una sola posibilidad.
Foto satélite, tomada de Google Earth, de la zona en cuestión. A la derecha, ilustración de la teoría expuesta.
Hay, pues, elementos en el Canon para apoyar la teoría tradicional: las habitaciones de nuestros héroes se encontraban en la manzana comprendida entre las calles King y Dorset, del lado Oeste (hoy impares) más la Norte del centro geográfico de la calle y, en ningún caso, al Sur de éste.
Estimados parroquianos, esperamos haber satisfecho su curiosidad sobre la ubicación de este lugar y anunciamos que pronto trataremos sobre otros aspectos de 221b de Baker Street.
16 comentarios:
Esto me recuerda a los comentarios finales de Alan Moore en From Hell respecto a la geografía urbanística de Whitechapel y aledaños. Resulta bastante chocante que una, si no la más, de las más pobladas ciudades de Occidente en el siglo XIX cambiase tanto el trazado del núcleo urbano eliminando calles y manzanas enteras. Quizás me lo resulta a mí por comparación con Madrid y con París, cuyas reordenaciones, en el siglo XIX ya legaron los bloques al XX más o menos tal cual (salvo alguna cosa como en Les Halles (¿ortografía?)).
En ese aspecto, me parece que si quisiera hacer un trayecto literario escogería alguna de las novelas de Chandler, ya que Los Ángeles seguro que apenas ha cambiado desde los cuarenta.
Impresionante estudio pormenorizado de las pruebas y una conclusión que no puedo sino aplaudir.
¡Gran texto!
Lo unico que puedo agregar a tal demostracion de erudiccion es un pequenio detalle, seguramente conocido por muchos, respecto de la estacion del underground Baker Street:
notaran sin duda las ventanas, muchas, en ambos andenes. Ahora son realmente ventanas pero en los origenes eran ventilaciones para permitir el humo y vapor de las locomotoras que tiraban de los trenes. Una colaboracion importante, en esa zona, a la famosa "niebla" londinense que no era tal sino el resultado del humo blanco y pesado del kerosene de las calefacciones hogarenias. Es por eso que no se ve niebla tan a menudo ahora aunque algo hay en los cambios de estacion.
Permitir la evacuacion del humo, quise decir.
Atilio, me ha sorprendido ver que en la actualidad son ventanas ¡para mí siempre habían sido salidas para el humo!Sin embargo el humo del ferrocarril y de la industria era una causa relativamente menor en la niebla londinense; Watson recuerda que eran frecuentes y densas en su juventud (y el metro abrió en 1886). La causa principal de los miasmos (a los que se responsabilizaba erroneamente de las epidemias de cólera)eran las aguas fecales que corrían por doquier y se estancaban en el Támesis, Bazalgette inauguró su sistema de alcantarillado en 1867, lo que terminó con el problema.
Illuminatus, en este barrio, al menos, se conserva el trazado de las calles importantes, las reformas de manzanas enteras fueron consecuencia de los bombardeos alemanes de la II Guerra Mundial; Whitechapel, en cambio, era un barrio muy degradado y las reformas urbanísticas posteriores han afectado más a su trazado: de hecho era el único barrio de Londres que fue olvidado por la red de alcantarillado de Bazalgette antes mencionada; sería el más pestilente de la capital.
En cuanto París, es cierto que la gran reforma del Baron Haussmann dio a París su caracter actual y el trazado de muchos barrios, así como los límites actuales de la ciudad: pero dentro de esos límites había tovían entonces muchas zonas sin urbanizar que se desarrollaron posteriormente (aunque siguiendo modelos haussmannianos). Por cierto, quieren volver a remodelar Les Halles.
Pero Madrid se extendió, sobre todo, con el desarrollismo franquista en los años 70 del s. XX; supongo que los barrios antiguos conservan sus trazados originales, pero predominan los barrios recientes (es una impresión, tengo menos estudiado el caso).
Gracias por tu apoyo, Pablo: le falta al artículo más confrontación con otras teorías, contradictorias o no. Lamentablemente no he encontrado el artículo de Davis (y el de Liddle me parece muy endeble, pese a ser posterior) tampoco el de The Hounds. Ni siquiera uno que mantenga la teoría tradicional (que sé que es tal porque la menciona Baring-Gould sin dar el razonamiento ni los autores) si bien, posteriormente a la redacción de mi post, encontré una página italiana donde creo entender (es que no sé italiano) que atribuyen a unos ciertos Brend y Zatterin argumentos similares a los míos; estoy persuadido que la hipótesis tradicional fue establecida basándose en los mismos datos que yo he utilizado.
Veo Baring-Gould atribuye a Gavin Brend "una nueva ubicación para el 221b", en una mención en la biliografía, me encantaría hacerme con ella.
¡Dioses! el olor a queroseno mezclado con aguas fecales debía hacer de Londres una ciudad exquisita.
Bravo!
Lectura perfecta para un domingo.
Me uno al aplauso general y le animo a que siga regalándonos artículos tan bien documentados y tan atractivos en su lectura.
Saludos
Gracias Mem3000. Aprovecho la ocasión para felicitarte por tu blog, es de visita obligada.
esto es lo que se denomina un post currao. me gusta mucho.
saludos
Muy buen artículo, Preacher, aunque no soy muy aficionado a las aventuras de Holmes me resulta ciertamente atractivo todo lo relacionado con la inglaterra victoriana y los años posteriores y sus consecuencias sobre la urbe.
Un gran post.
Gracias, Rfm y Deikakushu; tenía miedo de que fuera un artículo demasiado largo y denso (o cabría decir "técnico"); en otras palabras, que sedujera sólo a los que tuvieran un interés particular en Sherlock Holmes.
Por otra parte, incluso para mí, que lo tengo, no se me escapa que es ocioso discutir racionalmente sobre donde estaba "en realidad" un lugar que sólo perteneció a la ficción; este procedimiento es exactamente el mismo que usa la teología y, espero que este post sirva de ilustración de tal procedimiento.
Holmes es un personaje histórico aunque no existiera nunca, es como el pene de Napoleón, Sagan es un personaje histórico porque ya no puede hablar por si mismo, además hay que tener en cuenta que hay gente que habla pero está muerta, como yo, para los materialistas Napoleón es más real que Jesús porque se conserva su pene, yo esto lo he leido, y entonces se tiene su ADN, y eso es lo más real que existe, todo lo demás es superstición.
Parece que anónimo tiene ciertas dificultades en puntuar las frases y distinguir entre las reliquias y las pruebas científicas.
Por no hablar de su aparente obsesión por los penes de ciertos dirigentes :)...
En cuanto al artículo, aunque pueda parecer que no debería interesar a los que no tengan gran interés por Holmes, el mero hecho de estar tan bien estructurado y aportar tantos datos, le da un interés anecdótico muy de mi agrado.
En estos días de frío, lluvia y moral baja se agradecen comentarios así; gracias Deikakushu.
Quizá os interese mi blog sherlockiano:
www.lacoctelera.com/sherlockholmes
Es de mitología creativa, además del asunto Holmes.
A vuestra disposición,
Alberto López Aroca
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