Por primera vez aquí nos salimos del Canon para explorar uno entre los infinitos pastiches de Sherlock Holmes; este, en particular, lo merece. Se trata de Juegos y problemas de ajedrez para Sherlock Holmes de Raymond Smullyan. Comienza con un diálogo en el que el detective sorprende a su coinquilino revelando un interés hasta entonces escondido, con tanta naturalidad como el día que reveló que tenía un hermano:
—¿Qué le parece si nos damos una vuelta por el club de ajedrez?— dijo Holmes una tarde.
—¡Caramba, Holmes!— Exclamé asombrado —¡No sabía que era fanático del ajedrez!
—No del tipo convencional— Se rio Holmes— No me interesa el ajedrez como juego: de hecho, no tengo mucha inclinación por los juegos en general.
—¡Caramba, Holmes!— Exclamé asombrado —¡No sabía que era fanático del ajedrez!
—No del tipo convencional— Se rio Holmes— No me interesa el ajedrez como juego: de hecho, no tengo mucha inclinación por los juegos en general.
En los párrafos siguientes Sherlock explica que lo que le interesa, en su calidad de detective, es inferir, a partir de una posición de partida dada, los movimientos que han precedido para llegar hasta ella, es decir, le interesa el análisis retrospectivo. A partir de este momento los personajes van encontrando varios problemas de este género en progresión de fácil a difícil. Por lo general son posiciones completamente descerebradas, pero que respetan las reglas del juego.
Veamos este ejemplo, a modo de explicación. Se trata de averiguar cuál es el último movimiento ¿y el precedente, a cargo de las blancas?:
La solución la encuentra Watson gracias a una pista que le da Holmes:
—Holmes, lamento ser una alumno tan lento ¡pero la situación nuevamente parece imposible! Evidentemente el negro acaba de salir de jaque desde a7 ¡pero no veo cómo la blanca pudo haber movido su alfil para dar jaque!
—No está mal, Watson ¡No está nada mal! Veo que está empezando a pensar ¿Pero por qué sigue con ese persistente hábito de olvidar que una jugada puede involucrar una pieza comida?
—Entonces, por supuesto, lo vi. —Está bien, Holmes, está bien. La última jugada del negro fue con el rey desde a7 comiendo una pieza blanca en a8. Por lo tanto la última jugada del negro fue de a7 a a8, comiendo un caballo blanco.
—Correcto— Dijo Holmes.
En la siguiente posición propuesta no se trata de averiguar los movimientos precedentes, sino en qué casilla la dama blanca ha sido comida.
¿Qué opinan?
Próximamente ofreceremos la respuesta, con lo que acabaremos la sección veraniega de pasatiempos por este año; si se quedan con ganas de más pueden leer alguno de los libros de adivinanzas lógicas del mismo autor, por ejemplo ¿Cómo se llama este libro?, Alicia en el país de las adivinanzas (pastiche de la de Lewis Carroll) o El enigma de Sherezade (pastiche de las 1001 noches).
Muy pronto veremos otra continuación de este post que no se inscribirá en la sección de pasatiempos, sino en la de «notas holmesianas», y exploraremos en ella la relación del rey de los detectives con el rey de los juegos.
Solución aquí.
Como en el precedente post sobre ajedrez, hemos utilizado para el diagrama las fuentes Chess Condal creadas por Armando Hernández Marroquín.