Aquellos que descubrieron el metal vencieron sin problemas a sus prójimos, los primeros en tener hierro, a sus vecinos con armas de bronce y los primeros en usar el acero a los que todavía usaban hierro, en una sucesión rica en peripecias que todavía continúa. Esta largueza del ingenio y la inventiva humana desembocarán, como bien sabéis los más fieles parroquianos de este blog, en los simpáticos mutantes que vemos en la última sección de Historia ficción, pero la colección no olvida los antecedentes; veamos algunos ejemplos:
79. Guerrero galo. Siglo III antes de Cristo
80. Guerrero cartaginés. Siglo II antes de Cristo
80. Guerrero celtíbero. Siglo I
81. Guerrero vándalo. Siglo IV
La imagen de la letra capitular es un alfíl basado en una de las fuentes para ajedrez que ha diseñado Chess Condal creadas por Armando Hernández Marroquín.
5 comentarios:
Como en ocasiones anteriores, la impedimenta de los diferentes representados no es muy sincrónica con su periodo. El que me desentona más a la vista, sin embargo, es el vándalo, ya que, aunque las calzas tienen el aspecto apropiado, el gorro de piel parece más bien mongol, por no hablar de que ningún guerrero germánico que se respetase a sí mismo marcharía a la batalla desnudo, sin cota de malla (otra cosa serían los pictos, celto-britanos y caledonios).
Otra de las razones para querer encontrar al artista encargado de esta sección sería preguntarle cómo hacía para documentarse; sin duda una de las premisas era que los guerreros fueran visualmente variados. Otra fuente debían ser los «peplum» y demás películas guerreras, con poco afán en la reconstrucción histórica.
Echando un ojo al cuarteto, no puedo obviar una analogía misteriosa y pintoresca en el galo. Su casco bien parece el gorro con alas del Capitán América, mas su brazo izquierdo carece del redonde escudo del héroe. El más temible, sin duda, es el vándalo, ¿por su ucrónico yelmo mongol, quizás?
La pena es que no sepamos quién hizo las ilustraciones en historia ficción.
La verdad es que he hecho diversos intentos de averiguarlo, lo mismo para Otros mundos, hasta ahora, sin éxito. Es evidente que en la época parecía lo más normal no acreditar a los artistas.
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