Es muy instructivo estudiar una religión desde el punto de vista histórico: quiénes escribieron sus libros supuestamente revelados, qué motivos políticos o económicos condicionaron la formación de tales o cuales dogmas, qué elementos copiaron de otras religiones, hasta qué punto son el producto de una tradición espontánea y hasta cuál el cínico diseño de algunos, etc. Esto es particularmente fácil de hacer con religiones de reciente creación, como el mormonismo o la cienciología. Hoy nos ocuparemos de los
cargo cults de las islas del Pacífico Sur:
Músicos en un desfile ritual; no dejen de ver las otras fotos publicadas, en el mismo sitio, entre las que se cuenta la del niño de la letra capitular. A la derecha, un uniforme de culto; fotografía de Mike Jay que ilustra su artículo «The Last Cargo Cult».
Mientras que los nativos hacen a menudo cosas útiles y prácticas, como cazar, fabricar bienes o viviendas, recolectar alimentos, etc. los blancos se dedican a cosas que obviamente carecen de consecuencias prácticas: se pasan el día moviendo papeles sentados detrás de una mesa, hablan con un aparato que emite extraños sonidos, hacen que los nativos se vistan todos igual y caminen al mismo ritmo. A pesar de todo esto a los blancos no les falta de nada; al contrario, tienen un montón de cachivaches mágicos interesantes y ¿de dónde proceden todos esos bienes? Del carguero. Cada vez que hace falta algo, viene por carguero, incluso si algo necesita reparación, se manda de vuelta al carguero. A la vista de esto es evidente que todas esas cosas raras que hacen los blancos sin finalidad práctica inmediata no son más que (como las cosas sin finalidad práctica inmediata que los mismos nativos hacen) rituales religiosos para hacer venir por carguero todo lo que necesitan.
Un desfile el día de John Frum; fusiles de bambú y las siglas «U.S.A.» en el pecho, tomada de aquí. A la derecha, un adepto del culto al príncipe Felipe de Inglaterra; más fotos en su página de origen
Existen múltipes variantes de esta religión en las diferentes islas y ha sufrido interesantes cambios a lo largo de los años.
Básicamente consiste en realizar ritos que imitan la conducta de los colonizadores con el fin de atraer al carguero, lleno de bienes industriales.
En las versiones más antiguas del culto el carguero era a vela, mientras que desde la II Guerra Mundial se trata de aviones de carga; los productos insustriales que esperan recibir han evolucionado de la misma manera. Cuando los primeros colonizadores llegaron a esas islas a menudo los nativos les tomaron por seres sobrenaturales (dioses o antepasados). Los colonizadores, por supuesto, cultivaron esa idea: en las derivas mesiánicas de esta religión (que enunciaremos brevemente a contiuación) los mesías se parecen a los colonizadores. Los ropajes de culto son imitaciones de los de los colonizadores, como pueden ver en las fotografías que ilustran este artículo, que tratan de remedar los uniformes del ejército estadounidense. Los ritos consisten en desfiles, izadas de bandera, hablar por la radio (David Attenborough nos habla de una «radio» que era una señora que cuchicheaba paralabras incomprensibles con un cable rodeándole la cintura) y construyen pistas de aterrizaje, radares y torres de control a base de hojas de palmera y cañas con el fin de preparar la llegada del avión de carga.
Una cruz roja, típica del culto de John Furm. También son muy populares las maquetas de aviones (foto de la Wikipedia) Si bien la creencia más extendida es que los bienes industriales son regalos de que les envían los antepasados, pero que el hombre blanco, astutamente, se ha hecho con el secreto ritual para apropiárselos, la imagen de los mesías y antepasados como decíamos, coincide con la del colonizador. En diferentes momentos el aspecto de estos seres sobrenaturales era como el de los blancos (ingleses, australianos o americanos) japoneses (en islas bajo ocupación en la II Guerra Mundial) etc. En la actualidad la creencia más frecuente es que los antepasados se parecen a los soldados norteamericanos negros.
En cuanto a los mesías, en la isla Tanna, en las
Nuevas Hébridas, encontramos al más famoso; John Frum; su descripción física ha sufrido cambios similares a lo largo de la historia del culto: llegará en un avión de cargo un 15 de febrero con ilimitados productos industriales para todos y los fieles vivirán una nueva era de abundancia y felicidad imperecedera. Su símbolo más sagrado es una cruz roja, procedente de los servicios médicos del ejército.
Como algunos pensaron, no sin lógica, que los jefes de los colonizadores eran los verdaderos poseedores del secreto del cargo, algunos de estos han pasado a formar parte del panteón. El príncipe Felipe de Inglaterra, desde su visita oficial a la región en 1974, fue divinizado en una variante del culto de John Frum profesada por la tribu Yaohnanen. Al presidente estadounidense Lyndon Johnson le intentaron sobornar los habitantes de Nueva Hanover (
Islas Bismarck) para que revelara el secreto del cargo.
Ignoro si que el nuevo ocupante de la Casa Blanca sea negro afectará al culto; quizá signifique que el próximo 15 de febrero será el bueno.
La mayor parte de la información procede Cerdos, Vacas y Brujas de Marvin Harris y del capítulo 5 de The God Delusion, de Richard Dawkins, que cita abundantemente Quest in Paradise, de David Attenborough.