ya hemos tratado en otras ocasiones sobre los Estados Unidos en este blog y, a menudo, no de manera halagadora (algunos ejemplos:
1,
2,
3 y
4) por ello, y para no ser tachados de antiamericanos, quisiéramos tomar como testigo a sir Arthur Conan Doyle, proamericano notorio y adherente de un movimiento (fundado por su amigo
William Stead) que promovía la unión política entre Inglaterra y los Estados Unidos de América. La cita que encabeza este post procede del relato «
The Adventure of the Noble Bachelor» («
La aventura del aristócrata solterón») el autor transmite aquí, pues, su opinión a través de su personaje.
-Holmes: Los misterios del futuro están vedados a nuestros ojos, pero en el porvenir, el pueblo británico y el norteamericano, por su propia seguridad y el bien de todos, marcharán unidos en majestad por la senda de la justicia y de la paz. -Watson: Magníficas palabras. Estoy totalmente de acuerdo con usted. -Holmes: Conmigo no; con el señor Winston Churchill. (de Sherlock Holmes en Washington, 1943) Las mejores cosas en la personalidad de los Estados Unidos y las peores tienen el mismo origen. Cuando se fundó esta nación se hizo desde las ideas de la ilustración: laicismo, libertad, la felicidad personal como valor, etc. mientras que en Europa la difusión de esas ideas estaba dificultada por las redes de poder establecidas desde hace siglos (monarquías, iglesias, etc.).
Esa ausencia de redes de poder preestablecidas fue el caldo de cultivo perfecto para el nacimiento de multitud de legalides paralelas, sociedades secretas, mafias, sectas, etc. que gobiernan el país como grupos de poder. En el s. XX vimos como influye en el futuro profesional haber pertenecido a una u otra hermandad en la universidad, cómo la Mafia colaboraba con la CIA en los asuntos cubanos, la rivalidad de esta agencia de inteligencia con el FBI en el asunto de las torres gemelas, cómo los dueños del petróleo texano colaboran con los fabricantes de armas, etc. pero esta manera de funcionar existe desde antiguo, para ilustrarlo extraeremos ejemplos tomados de las aventuras de Sherlock Holmes, ya que hemos establecido que la opinión de Doyle merece nuestra confianza:
Las víctimas de la masacre de Mountain Medows a la merced de los coyotes (ilustración aparecida en Harper's Weekly en 1859, tomada de la Wikipedia). Las milicias mormonas exterminaron una caravana de colonos que iba rumbo a California después de que se rindieran y entregaran las armas. Aprovecharon que las milicias habían reclutado algunos indios pauite para intentar camuflar el hecho como un ataque indio; todavía lo hacen: han vandalizado la entrada correspondiente de la Wikipedia en español para que ofrezca esa versión. Algunos personajes estadounidenses de las aventuras de Sherlock Holmes son positivos, como Hatty Doran y Moulton, en el mencionado relato o sir Henry Basakerville, en
El perro; otros más ambiguos, como Neil Gibson, en el «Problema del puente de Thor» y, por último, negativos, como el malvado Evans de «
Los tres Garridebs».
State Street en el Chicago del amanecer del s. XX (tomada de la Wikipedia) A parte de personajes concretos, las referencias a los Estados Unidos están permanentemente unidas a sociedades secretas, mafias y grupos subterráneos de poder, por lo que queda claro que esta realidad estaba presente en la mente de Doyle:
-En
A Study in Scarlet (
Estudio en Escarlata) la víctima era asesinada por los mormones.
La ferocidad de esta secta estaba muy presente en los lectores de la época; Mark Twain y Robert Louis Stevenson los habían hecho participar en sus escritos dando una imagen bastante cruda; en aquel entonces había cientos de procesos en curso por poligamia contra mormones y la
masacre de Mountain Meadows (sobre la que más tarde escribiría Jack London) permanecía todavía en las memorias.
-En «
The Five Orange Pips» («
Las cinco semillas de naranja») el Ku Klux Klan asesina a tres personas, entre las que se cuenta John Openshaw, el cliente del detective.
-En «
La aventura de los bailarines», la bella Elsie era acosada y su marido (Hilton Cubitt, cliente de Holmes) asesinado por un miembro del crimen organizado de Chicago. Allí, en aquella época, Michael Cassius McDonald controlaba la prostitución, el juego y la política, convirtiéndose en el primer gran magnate del crimen organizado en esa ciudad que tantos otros había de ver.
-En
The Valley of Fear (
El valle del terror) el asesino lleva a cabo una venganza en nombre de los Scowrers, una sociedad secreta que controlaba el valle minero de Vemissa (identificado por los holmesianos como el Valle de
Shenandoah) por medio de la extorsión.
-El mismo Holmes, para crear a mister Altamont, de Chicago (disfraz bajo el cual trabajará para el contraespionaje en «
His last Bow», «
Su última reverencia») hubo de iniciarse en una sociedad secreta irlandesa en Buffalo, Nueva York.
-El mencionado Evans «el Asesino» podría ser una excepción a esta regla, ya que en el asunto de los tres Garridebs actúa por cuenta propia, sin embargo, sabemos que en Chicago estaba en contacto con el crimen organizado; Holmes nos informa de que:
Consta que mató a tiros a tres hombres en los Estado Unidos. Se salvó de ir a presidio porque mediaron influencias políticas. Vino a Londres en el año 1893.La mafia de Chicago, en el relato de Doyle, utilizaba un código de sustitución monoalfabética. Ya en la época resultaba un método demasiado elemental; su ventaja consistía en pasar desapercibido por parecer garabatos infantiles. La única dificultad que encontró Holmes fue que la brevedad de los mensajes hacían poco fiable el análisis estadístico, pero el bandido cometió la torpeza de utilizar una palabra probable, el nombre de la destinataria «Elsie» (imagen tomada de aquí). A la derecha la aparición del código en El arma secreta, con Basil Rathbone como Holmes. Las mediaciones políticas que le libran de la cárcel ¡nada menos que por tres asesinatos! estuvieron, sin duda, orquestadas por McDonald que, como hemos visto, controlaba la política de la ciudad; concretamente mantuvo en el poder a un alcalde títere, Carter Harrison de 1879 a 1887. Evans llega a Londres en el 93, lo que encaja con la realidad histórica, ya que ese año se produjo, sin duda, una pequeña diáspora de bandidos, pues se tomaron muchas medidas represivas contra la prostitución y el juego (con motivo de la
Exposición Universal de Chicago) que hirieron de muerte a la organización de McDonald.
Cabe argumentar que esto no implica una mala imagen de los Estados Unidos, ya que es lógico que en novelas policiacas aparezcan asesinos y en las de misterio sociedades secretas: sin embargo, no hay muchas alusiones a sociedades secretas no americanas: sí hay a la masonería y al Club Diógenes, que es considerado por algunos como una tapadera de una sociedad secreta o de los servicios de inteligencia británicos: pero no son sociedades criminales. Sí lo es la organización de Moriarty, que se pone al servicio de los Scowrers en
El valle del Terror. Podemos concluir, pues, que la amenaza de las sociedades secretas americanas aparece como un rasgo que define los Estados Unidos en el Canon.
Los dos clientes mencionados más arriba; John Openshaw y Hilton Cubitt, fueron las dos únicas personas que fueron asesinadas pese haber consultado a Holmes (a la que se podría añadir una tercera, Jack Ewards, en
El valle del terror). El hecho de que los tres fueran víctimas de sociedades secretas americanas nos da una idea de la fuerza que se les atribuye, ya que superan incluso la del detective.
Los datos sobre el crimen organizado en Chicago proceden de este artículo de Robert M. Lombardo; pueden consultar también la entrada correspondiente de la Wikipedia. La imagen de Holmes que se ha usado para la capitular se la debemos al ilustrador americano Frederic Dorr Steele y está tomada de aquí.