sábado, 14 de julio de 2007

Watson y Fedón

cuando Platón se puso a escribir sus ideas filosóficas tuvo una idea muy interesante desde el punto de visto de la técnica narrativa:

En lugar de decir «Pienso que tal y que cual» (ensayo) aplicó dos trucos: por un lado atribuyó sus pensamientos a otro personaje que hacía autoridad (Sócrates) y por otro, y esto es lo que nos interesa aquí, en lugar de aplicar un estilo discursivo introdujo diferentes voces, como si de una obra teatral se tratara, que pudieran interrumpir el discurso de la voz principal. De esta manera podía anticipar las objeciones o preguntas que al lector pudieran surgirle, siendo también un hábil artificio para organizar los contenidos, haciendo que los personajes introdujeran preguntas en el momento conveniente.

(Por otra parte, a demás de esta explicación desde el punto de vista de la técnica narrativa, esto tiene una justificación doctrinal ya que, según Platón, todos los conocimientos duermen en nosotros de manera innata, enseñar es hacer las preguntas adecuadas para despertarlos; sin embargo, si se fijan ustedes, en la mayor parte de los diálogos el único que emite ideas es Sócrates y los demás se limitan a decir «En verdad no puede ser de otra forma» , «Sí ¡oh, Sócrates!», «¿Cómo podría ser de otro modo?» y cosas así).

Desde entonces esta técnica ha dado mucho de sí en narrativa. Un «amigo del prota» siempre es muy útil para que el lector (o el espectador, resulta más importante en géneros dramáticos) se entere de las intenciones del protagonista gracias a que este tiene con quién hablar; para hacer de público dentro de la acción que admire las hazañas de héroe, etc.

La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David

Un ejemplo magistral pueden encontrarlo ustedes en el capítulo XXI de la primera parte del Quijote. Tras capturar el yelmo de Mambrino, Sancho propone a su amo que se ponga al servicio de un emperador; don Quijote comienza aquí un largo desbarre explicando con todo tipo de detalles lo que pasaría en ese caso. Lo que sería una bochornosa paja mental si don Quijote estuviera solo se convierte en un diálogo maravilloso gracias a que Sancho le sigue la corriente, dejándose llevar por ella y tomando el relevo explicando lo que él hará cuando sea gobernador.

Este tipo de personaje acompañante, sin el cual el héroe nunca hubiera sido lo que llegó a ser (los franceses lo llaman faire-valoir) tiene un ejemplo perfecto en Watson. El doctor cumple su papel tanto desde el punto de vista técnico como en el interior de la ficción, ya que Holmes necesita el asombro de su amigo para alimentar su ego. Podemos pensar que Conan Doyle tenía conciencia del abolengo platónico de su criatura, ya que tras la muerte de Holmes (la primera) le hace escribir las siguientes lineas, con las que acaba el relato «El problema final», en recuerdo de su amigo:

«[...] a quien yo siempre consideraré como el mejor y más sabio de los hombres a quienes me ha sido dado conocer.»

Referencia evidente a las que dedica Fedón a Sócrates y con las que acaba el diálogo que lleva su nombre:

«[...] a un varón que, como podríamos afirmar, fue el mejor a más de ser el más sensato y justo de los hombres de su tiempo que tratamos.»

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Me resulta curioso y a la vez gratificante encontrar unidos tres de mis temas favoritos: Holmes, Filosofía y maneras de escribir.

Cuando estudié a Nietzsche en mi colegio de curas, mi impresionable espíritu adolescente se dejó llevar por la compleja mentalidad del alemán y por impregnación absoluta comencé a odiar a Platón con todas mis fuerzas. Algunas conversaciones, estudios y lecturas más tardes mi odio se aplacó, pero me sigue dando cierta tirria ese recurso que comentas que "el de anchas espaldas" usaba con tanta recurrencia y descaro. Nunca le contradecía nadie, coño. Seguramente si Platón hubiese tenido un blog, habría desactivado los comentarios.

El caso es que a Holmes sí le tengo mucho cariño, y sin embargo en ocasiones también me chirriaban los pasajes en los que el imprescindible Watson no hacía más que darle la razón.

Pensándolo detenidamente, seguramente lo que me toca los cojones no es el recurso literario en sí, sino el abuso del mismo. Como diría mi santa madre: lo poco gusta y lo mucho cansa.

Muchas gracias por la ayudita para mejorar el aspecto de nuestro blog. Un abrazo

Evil Preacher dijo...

Tu interés por Nietzsche lo encuentro justificado; el cura que me daba religión en Bup nos mentía muchísimo; y de Nietzsche nos hablaba fatal para que le tuviésemos manía.
Un abrazo.

Illuminatus dijo...

Reconozco que Platón en ese aspecto es un fullero a nivel literario, aunque sigue siendo magistral filosoficamente hablando. Por otra parte considero a Aristóteles más entroncado con la línea de pensamiento de mi formación, ya que su obra es más materialista (exceptuando las reflexiones sobre el alma) y escribió los primeros tratados sobre los animales (ya se ocuparía Teofrasto de las plantas).

Atilio dijo...

Evil:

Platon creia en "el mas alla", un lugar o dimension en el cual la verdad existia y la vida merecia vivirse. Esa negacion del mundo real esta relacionada con su capacidad narrativa superior. Asi, rapiodamente, llegamos a la critica budista de la literatura: no merece ser practicada porque es una suerte de alienacion. Los romanos tambien supieron algo de ello condenando a los actores a la categoria de "infames" a causa de su voluntad de representar alguien que ellos no eran.
Extremas posiciones, tal vez, pero creo que valen la pequenia mencion para estimular la reflexion.
Yo estoy con Nietzsche (y ahora con Onfray).
En ingles se llama "sidekick" a personajes reales o inventados tales como Feron, Watson, Sancho Panza, Robin y los vicepresidentes de los EEUU entre otros. Son inutiles individualmente y su unica funcion en la vida es sostener y ayudar al lider. Platon el infame estaria de acuerdo.

Evil Preacher dijo...

Al contrario que Illuminatus, prefiero la faceta literaria de Platón (creador de mitos tan persistenetes como el de la Atlántida) que la filosófica; la creencia en mundos espiritúales paralelos y superiores, que (como señala Atilio) degradan la verdadera existencia, ha resultado muy perniciosa; como vemos a través de la historia (y aún en la actualidad, lamentablemente).

El menosprecio del arte por Platón, al considerarlo copia de la copia del paradigma ideal, también mencionado por Atilio, fue salvado por los neoplatónicos del renacimiento considerando que las representaciones artísticas podrían ser más próximas al ideal que la realidad.

Deikakushu dijo...

El problema para mi es que, mientras que en la fición estos personajes son bastante útiles desde el punto de vista de la comprensión de las motivaciones y proyectos de los personajes principales, también podemos, desgraciadamente, observar este tipo de relación entre personajes populares de nuestra realidad cultural. A mas de uno se le ocurrirá algún ejemplo con nuestros políticos, deportistas e intelectuales.

Evil Preacher dijo...

Wilde decía que la naturaleza imita al arte, lo que tiene gran profundidad. Nuestras estructuras de comprensión del mundo son necesariamente partícipes de la ficción; nuestro deber es buscar el conocimiento con honestidad intelectual para hacerlas lo más depuradas posibles.

Illuminatus dijo...

No le voy a decir que no a lo de despegarse de la realidad, una mala corriente que luego han seguido las religiones mayoritarias. Conste que por eso es por lo que admiro más a Aristóteles y me siento más próximo a este último.

Sin embargo, hay que reconocer el punto de ruptura que supone Platón como fundador del pensamiento sintético. En ese aspecto, Aristóteles demuestra ser el alumno aventajado ya que parte de lo que le dio su maestro para recorrer el camino inverso, de lo que resulta el método analítico. Entre ambos dieron forma a las bases del método científico, aunque, claro está, estas no fueron sistematizadas hasta unos dos mil trescientos años después (en los años cuarenta, por los filósofos de la ciencia americanos.

Evil Preacher dijo...

La verdad es que yo también me siento más cerca de Aristóteles que de Platón, pero desconfío de la tradición que presenta a éste como fundador del pensamiento lógico, ya que muchos de los llamados presocráticos, en particular Demócrito, ya lo usaban. Platón ha sido favorecido por una tradición cristiana inclinada por el más allá frente a otros filósofos más válidos.