Nos enseña la antigua sabudiría que la mortificación de la carne nos acerca a Dios. Lamentablemente, en estos tiempos impíos se va dejando atrás la santa práctica de la autoflagelación en favor de penitencias más livianas, como la pregrinación de rodillas o meter la mano en una pila de alfileres, poco más que atracciones turísticas. Los grandes tiempos de esta práctica han pasado: santos como Bernardo de Claraval o Francisco de Asís nos muestran su ejemplo, los flagelantes del s. XIII purificaban sus pecados ante el inminente fin del mundo o para poner coto a la peste negra (o ambas cosas). Luces de santidad nos iluminan todavía, como lo penitentes de Semana Santa de Filipinas que ya vimos o los Picaos de San Vicente de la Sonsierra. También estos jóvenes chiítas de Mumbai hacen sonrojar a aquellos cuya fe insuficiente les priva de la penitencia. (Nota: estas imágenes puede resultar desagradables).
Vídeo tomado de LiveLeak.
8 comentarios:
Y desagradables son pero no me decido entre la sangre y el gore o la estupidez profunda.
No solo de penitencias dolorosas vive el fervoroso. Podemos citar tambien el caso de ciertas santas misticas como Catalina de Siena entre otras, que acostumbraban a degustar los escupitajos, el vomito o los excrementos de los enfermos de peste. Tales abnegadas y esclarecidas figuras, para la iglesia, son ejemplos ideales a seguir.
Sin embargo, Illuminatus, la estupidez no es la de los niños pequeños que aparecen en el vídeo, solo de sus mayores que los adoctrinan; resulta deprimente imaginar cómo serán en el futuro.
Cierto, Diego, pero es que Catalina de Siena se llevaba cualquier cosa a la boca, como tuvimos ocasión de comentar cuando hablamos del Santo Prepucio.
¡Ah! No: era Brígida de Suecia la del prepucio en la boca: Catalina de Siena solo se lo ponía en el dedo como anillo de sus bodas místicas con su señor Jesucristo. Disculpen la confusión.
Lo curioso es que esta Brigida, que tuvo semejante privilegio, no fue nombrada santa. Misterios de la iglesia...
Santa Catalina, ademas, da testimonios de sus extasis (lease orgasmos alucinogenos) de forma irrefutable y escatologica. Santa Teresa, gracias a su don literario, era algo mas disimulada.
Sí que Brígida fue santificadad, sí. Además es copatrona de Europa, como su compañera de prepucio Catalina.
Tenes razon, Preacher...es que me confundi con Sor Agnes Blannbekin, que tambien tenia la pia costumbre de comulgar con el Divino Prepucio.
Parece que el fenomeno era bastante comun antaño.
Así es, Diego; tantas mujeres separadas por el tiempo y el espacio, pero unidas por un mismo prepucio.
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