martes, 20 de abril de 2010

Hominem te memento

En los triunfos romanos, un esclavo que acompañaba en su carro al general homenajeado susurraba al oído de éste una frase. No hay acuerdo en las fuentes sobre cuál era la frase exactamente, según Tertuliano, en su Apologético, se trataba de «Recuerda que sólo eres un hombre»; según todas las versiones el fin de esta costumbre era recordar al homenajeado su condición de mortal y que no se dejara llevar por la vanidad y los elogios.
De ahí toma Doyle su «"Watson," said he, "if it should ever strike you that I am getting a little over-confident in my powers, or giving less pains to a case than it deserves, kindly whisper 'Norbury' in my ear, and I shall be infinitely obliged to you."» («Watson dijo si alguna vez le parece que sobrestimo algo mis poderes o que reservo a un caso menos atención de la que merece, susúrreme amistosamente al oído "Norbury" y le estaré infinitamente agradecido—.»)

Spiderwoman

El Detective pretende que el recuerdo de su error en «La aventura del rostro amarillo», en la localidad de Norbury, le ponga en guardia contra la soberbia, dando a Watson el lugar del esclavo que acompañaba al general en el triunfo.

Woman in Green
«Los hombres prominentes siempre han tenido narices prominentes» dice Holmes en The Woman in Green (en España El caso de los dedos cortados) que se siente identificado con Julio César por su perfil aguileño

Este detalle se ha reinterpretado en diferentes narraciones no canónicas: así, en el largometraje de la Univesal La mujer araña, encontramos el siguiente diálogo entre Holmes y Watson: «—S.H.: Si alguna vez me vuelve a ver demasiado seguro de mí mismo, creyéndome más listo que Adrea Spedding, sólo tiene que decirme una plabra —Dr. W.:¿Qué palabra? —S.H: ¡Pigmeo!». En este caso la palabra que ha de recordar el despiste del Detective es «Pigmeo», ya que uno interviene en esta aventura, idea tomada, por supuesto, del diminuto nativo de las islas Andamán que aparece en El signo de los cuatro.

O xango
Pedro II despide a Sherlock y a Watson con regalo digno de un emperador

También en O xangô de Baker Street el Detective fracasa y el emperador Pedro II de Brasil le regala un extraordinario stradivarius que, de entonces en adelante, habría de recordarle sus límites. Su majestad llega incluso a contar a Holmes la anécdota clásica, atribuyéndola a Julio César, lo cual no es del todo desatinado, puesto que tuvo ocasión de protagonizar varios desfiles de este tipo.

Holmes sobresale en sus capacidades tanto de pensamiento abstracto como en las físicas, por ello Doyle, a través de Watson, no se sonroja al darle atributos propios de Sócrates, como vimos, o, en esta ocasión, de los generales romanos.

La capitular se basa en esta imagen.

3 comentarios:

Enrique Arias Valencia dijo...

Gracias como siempre. Cuando pierda la humildad, no dejen de sususrrarme:

"¡Dawkins!"

...pues en mi quijotesca me enfrenté a este verdadero gigante, ¡y me molió con sus argumentos!

Illuminatus dijo...

Más se aprende del fracaso que del éxito.

Evil Preacher dijo...

Me alegra constatar que Dawkins hace conversos, ya que él mismo admite que a pocos ha convencido su libro The God Delusion, en contra de su pronóstico y propósito inicial. Y es que Dawkins tenía demasiada fe en la capacidad crítica de los creyentes.

Así es, Illumintus, con la condición de haber entendido y analizado las razones de ese fracaso.