Nuestro querido y admirado Isidre Monés, antes de ser ilustrador él mismo, fue coleccionista de cromos. Amablemente nos envía algunas imágenes de los álbumes que completó en su infancia. La que aquí presentamos procede de De la selva misteriosa a los abismos del mar (editorial Fher, 1956). Ponemos en paralelo la descripción de la pesca con cormorán de los números 79 y 80 con la actual visita del mismo motivo en la publicidad de un banco.
Un sufrido pescador.- El cormorán (Phalcrocorax carbo) anida en las costas rocosas y en los árboles poco alejados del mar. Pone de tres a cinco huevos; las crías nacen peladas y ciegas, pero luego les crece un plumaje pardo. Los cormorancillos introducen la cabeza en el esófago de su madre para comer de su buche. Nada perfectamente y devora enteros los peces que captura. Domesticado, se le emplea para pescar, colocándole un anillo o collarín de cuero en la parte inferior del cuello, con objeto de que no pueda tragarse las presas. Una vez que son arrojados al agua por los pescadores, los cormoranes, cuando el agua es profunda, descienden en espiral y se lanzan en persecución de los peces. Cuando cogen uno, salen con él a la superficie, lo engullen y vuelven a sumergirse de nuevo para seguir la pesca. Cuando ya han introducido en su garganta cinco o seis peces, su dueño los llama y ellos acuden obedientes y empiezan a desembuchar los peces, uno tras otro, enteros, solamente averiados por los leves roces producidos por su pico. Cuando todas las aves que ha empleado el pescador han entregado las presas, son recompensadas con un par de peces, que devoran rápidamente, pues para entonces ya han sido despojadas del anillo. El gaznate de los cormoranes es elástico, empleándolo en Groenlandia como flotadores para las redes.
La imagen de la capitular está tomada de la Wikipedia.
4 comentarios:
Mi primera memoria de este modo de pesca fue un documental producido para TVE en los primeros ochenta de la serie Otros Pueblos. Junto al uso de nutrias marinas es, sin duda, uno de los mejores ejemplos de domesticación fuera de los perros (los gatos no cuentan: se hicieron domésticos ellos solos).
Sí, bueno, será práctico y eso pero a mí me da un poco de asco pensar en comerme un pescado que haya regurgitado un ave.
¡¿No me digas que no habías visto esto?!
http://tonnerredebrest.blogspot.com/search?q=selva+misteriosa&submit.x=0&submit.y=0
Queridos Evil e Isidre, igual os gusta ;-))
Valentín: ¡Qué desastre! Pues sí que lo había visto en su día, sí, pero con la vida que llevo últimamente, se me había olvidado, en caso contrario hubiera hecho mención a tu publicación, claro. Valga, pues, la ocasión para recordar más cromos de esa gran colección. A demás, el mismo día que aparecía este post, había más cormoranes en tu blog ¡magnífico!
Illuminatus, pues yo me enteré hace nada, pasé por alto lo apasionante del asunto cuando Valentín lo publicó (como acabo de confesar) me sorprendió mucho al ver el anuncio y me remató Isidre cuando me mandó el cromo; a la tercera va la vencida :p
Pues, Ginebra, la verdad es que no llega al tracto digestivo, se queda en el buche, aunque no sé si es por eso que a mí no me dé asco, o porque estas aves, todo el día en el agua, parezcan limpias, o porque esté acostumbrado a comer las secreciones de ciertos insectos mezcladas con su saliva (miel).
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