hay dos post anunciados en la columna lateral que hubieran debido ser los primeros sobre piratas; el que hablará sobre la definición del término y éste, sobre las fuentes de las que está tomada la información. Si bien ya se enunciaron sucintamente en
el post introductor de la serie, es necesario profundizar un poco de manera que, al final de cada entrada, los lectores curiosos puedan venir aquí para saber con exactitud dónde encontrarán esa información:
Muchos de estos libros eran, hasta hace bien poco, difíciles de encontrar y el aficionado estaba obligado a recorrer bibliotecas y librerías de viejo sin fin para hacerse con un ejemplar, por ejemplo, de uno de los tres volúmenes en los que se dividía la obra del capitán Johnson en su vieja edición de la colección Nostromo de 1977. Ahora, gracias al gran trabajo de editoriales como Valdemar y Renacimiento, contamos con las principales fuentes clásicas sobre el asunto. Así, la mencionada obra del dicho capitán;
Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas apareció en 1999 en la colección
Histórica de Valdemar, en un solo volumen y atribuida a
Daniel Defoe, ya que muchos aceptan que bajo el pseudónimo de
«capitán Charles Johnson
» se oculta el autor de
Robison Crusoe; no obstante no es una cuestión que esté por completo dilucidada, por lo que nos referimos aquí sistemáticamente al autor por su nombre de pluma. La obra en cuestión se publicó en dos volúmenes originalmente, en 1724 y 1728, pero sufrió muchas adiciones y mejoras en sucesivas ediciones.
La cubierta de la nueva edición ilustraba el post introductorio a la sección pirata, aquí, a la izquierda, la portada una edición de 1814 . A la derecha, una edición de Los piratas de América de 1684: la de Barral Editores, que es la que manejo gracias a la generosidad de un amigo, pueden verla también en el post introductorio.
Otra de las grandes fuentes clásicas es
Los piratas de América, de
Alexander Olivier Exquemelín. Este personaje navegó, con título de cirujano, bajo el pabellón del Olonés y de Morgan, por lo que sabe de lo que habla. Se publicó originalmente en Holandés en 1678, pero muy pronto aparecieron sus versiones en inglés, francés en 1678 y español en 1681, en una traducción firmada por el dr. de la Buena Maison. El español del buen doctor es un desastre en gramática y vocabulario, plagado de barbarismos, tiende, en realidad, al
pidgin con el que debían entenderse piratas de distintas naciones en el Caribe, por lo que se supone que el traductor no es otro que el mismo Exquemelin.
No era fácil hacerse con la edición de 1972 de Barral Editores y su reimpresión por Valdemar en la colección
El Club Diógenes de 1999, bajo el título
Bucaneros de América, está agotada; pero no se preocupen: pueden consultar una
maravillosa presentación en flash, en la que podrán pasar todas las páginas de la edición original y cotejarlas con una traducción al inglés.
Si las obras anteriores se escribieron cuando todavía quedaban testigos a los que preguntar, huesos de piratas pudriéndose colgaban en jaulas y la sangre de sus víctimas estaba aún tibia, ha merecido entrar entre los clásicos un autor mucho más reciente, Philip Gosse (1879-1959) nieto del naturalista
P. H. Gosse, del que nos habló Borges y del que tal vez nos ocupemos aquí un día. Hemos consultado principalmente su
Quién es quién en la piratería, publicado por Renacimiento. Tras varios años de espera, acaba de salir en la misma editorial su obra más famosa;
Historia de la piratería.
Su Quién es quién puede ser útil para no perderse entre tanto pirata y pueden también
consultarlo en la red, gracias al proyecto Gutenberg.
La capitular está basada en un cartel fotografiado en la calle del que hablaremos en otra ocasión.