Cuando se usa la expresión «grandes títulos de la literatura» suele ser una metonimia para aludir a las obras en en su conjunto. No es aquí el caso: cuando decimos «grandes títulos de la literatura» nos referimos únicamente a la locución que aparece en la portada y que sirve para dar nombre a cada obra.
Y es que hay autores que, dejando a parte otras virtudes, hubieran merecido pasar a la historia de la literatura por el único mérito de su habilidad tituladora. El mejor ejemplo es Nietzsche:
Por citar sólo algunos ejemplos. Sin considerar el contenido interno de cada libro, es una constante en su obra la creación de estos títulos magníficos.
Nada mal: Shakespeare se usa mucho para sacar títulos.
Hemingway, buen titulador, acude por su parte a Jonh Donne, para tomar el título de ¿Por quién doblan las campanas? procedente de la «Meditación XVII» de Devotions Upon Emergent Occasions:
No man is an island, entire of itself; every man is a piece of the continent, a part of the main. If a clod be washed away by the sea, Europe is the less, as well as if promontory were, as well as if a manor of thy friend's or of thine own were. Any man's death diminishes me, because I am involved in mankind; and therefore never send to know for whom the bell tolls; it tolls for thee.
[Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra. ; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti].
John Kennedy Toole toma su famosa Conjura de los necios de Jonathan Swift, que en Thoughts on Various Subjects, Moral and Diverting dice «When a true genius appears in the world, you may know him by this sign, that the dunces are all in confederacy against him. [Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él]».
Además del prestigio y la belleza, estos títulos evocan un contexto, arrastran con ellos parte del significado de las palabras que originalmente los rodeaban. Si vemos el título de la gran película de Stanley Kubrick –o la novela de Humphrey Cobb en la que se basa– Paths of Glory (Senderos de gloria) el lector que recuerde el poema de Thomas Gray del que toma el verso, «Elegy Written in a Country Churchyard» podrá ya imaginar el tono de la obra: «The paths of glory lead but to the grave» [«Los senderos de gloria no llevan sino a la tumba»].
Por dar un ejemplo reciente recordemos a Mark Haddon, cuyo libro me ha sido muy recomendado por amigos, familia y CPI: El curioso incidente del perro a media noche, que retoma una frase de Sherlock Holmes, muy celebrada por todos los holmesianos, en la aventura «Estrella de plata».
Y por acabar con un ejemplo de literatura española, que no se diga, recordemos a Luis Cernuda, que titula Donde habite el olvido con un verso de la rima LXVI de Bécquer:
Por citar sólo algunos ejemplos. Sin considerar el contenido interno de cada libro, es una constante en su obra la creación de estos títulos magníficos.
¿Qué es lo que hace que estos títulos sean tan buenos? El análisis, en el que no entraremos aquí, se anuncia complicado, ya que es difícil establecer los rasgos comunes y elementos objetivos que hacen que un título sea mejor que otro. Sin embargo, si quieren poner un buen título a su obra, estimados parroquianos, hay un método más sencillo, que requiere únicamente cierto olfato de buen lector: consiste en usar una buena frase tomada de un clásico: añade a la belleza de la frase la evocación y el prestigio de la obra de origen: ilustremos este método con algunos ejemplos de escritores que lo han usado con éxito:
William Faulkner: en el Sonido y la furia (también traducido como el Ruido y la furia) magnífico título tomado de un monólogo de Macbeth (acto V escena 5) donde encontramos:
William Faulkner: en el Sonido y la furia (también traducido como el Ruido y la furia) magnífico título tomado de un monólogo de Macbeth (acto V escena 5) donde encontramos:
Life's but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage
And then is heard no more: it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing...
[La vida es no es más que una sombra móvil, un pobre actor
que presume y afana su hora sobre el escenario
y nadie lo oye ya: es un cuento
contado por un idiota, lleno de ruido y de furia
que no significa nada...]
That struts and frets his hour upon the stage
And then is heard no more: it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing...
[La vida es no es más que una sombra móvil, un pobre actor
que presume y afana su hora sobre el escenario
y nadie lo oye ya: es un cuento
contado por un idiota, lleno de ruido y de furia
que no significa nada...]
Nada mal: Shakespeare se usa mucho para sacar títulos.
Hemingway, buen titulador, acude por su parte a Jonh Donne, para tomar el título de ¿Por quién doblan las campanas? procedente de la «Meditación XVII» de Devotions Upon Emergent Occasions:
No man is an island, entire of itself; every man is a piece of the continent, a part of the main. If a clod be washed away by the sea, Europe is the less, as well as if promontory were, as well as if a manor of thy friend's or of thine own were. Any man's death diminishes me, because I am involved in mankind; and therefore never send to know for whom the bell tolls; it tolls for thee.
[Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra. ; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti].
John Kennedy Toole toma su famosa Conjura de los necios de Jonathan Swift, que en Thoughts on Various Subjects, Moral and Diverting dice «When a true genius appears in the world, you may know him by this sign, that the dunces are all in confederacy against him. [Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él]».
Además del prestigio y la belleza, estos títulos evocan un contexto, arrastran con ellos parte del significado de las palabras que originalmente los rodeaban. Si vemos el título de la gran película de Stanley Kubrick –o la novela de Humphrey Cobb en la que se basa– Paths of Glory (Senderos de gloria) el lector que recuerde el poema de Thomas Gray del que toma el verso, «Elegy Written in a Country Churchyard» podrá ya imaginar el tono de la obra: «The paths of glory lead but to the grave» [«Los senderos de gloria no llevan sino a la tumba»].
Por dar un ejemplo reciente recordemos a Mark Haddon, cuyo libro me ha sido muy recomendado por amigos, familia y CPI: El curioso incidente del perro a media noche, que retoma una frase de Sherlock Holmes, muy celebrada por todos los holmesianos, en la aventura «Estrella de plata».
Y por acabar con un ejemplo de literatura española, que no se diga, recordemos a Luis Cernuda, que titula Donde habite el olvido con un verso de la rima LXVI de Bécquer:
¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.
¿ Adónde voy ? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas;
en donde esté una piedra solitaria,
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.
6 comentarios:
Buen articulo, curioso e informativo.
Concuerto con que Nietzsche es candidato para el mejor titulador de todos los tiempos.
Borges no era malo tampoco, sobre todo para los titulos de cuentos. Era solo malo en relacion alos otros: cuando le preguntaron que pensaba de 100 anios de soledad, dijo "lindo titulo!".
:) Borges sabía ser malvado cuando quería; otra relación de éste con el asunto del artículo; Borges cita a menudo a Donne y el fragmento aludido tiene que ver con su visión panteísta.
me gusta mucho Nietzsche y la conjura de los necios..
tienes buen gusto, o al menos parecido al mio...jejej
De lo más interesante que ha escrito usted, amigo Malvado. No tengo apenas nada que objetar, más bien que preguntar:
¿Cómo se hace, siguiendo esta metodologóa, para seleccionar los autores a los que "tomar prestado" el título? ya que, en muchos casos, los modelos serán tomados de libros perfectamente execrables.
Un gran abrazo y un tanque de cerveza.
Me uno a la votación, ha escrito usted uno de los posts, artículos, ensayos, escritos... o como quiera que queramos llamarlos, más interesantes y originales que he leído en la blogocosa hispana (cada día más mediocre y repetitiva) en mucho tiempo.
Saludos malvados
P.D. Hablando de títulos bien puestos, acabo de empezar a leer Mucho ruido y pocas nueces.
Gracias mil por los elogios, estimados parroquianos; no duden en menear.
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