-Nacionalismo cultural y anticonsumismo: Es una moda impuesta por los gringos en contubernio con Hollywood y los centros comerciales que impone una celebración vacía de significado, porque lo que a nosotros nos honra, a ellos les envilece.
-Rechazo a la exhibición de imaginería de seres maléficos: hay que tener en cuenta que para los cristianos muchos de estos seres existen realmente, algunos se citan en sus libros sagrados y, a menudo, sostienen sobre ellos algunas de sus doctrinas más importantes; demonios, brujas, muertos vivientes, endemoniados, dragones, espíritus, etc.
Lázaro ya llevaba cuatro días muerto en la calurosa primavera palestina y la descomposición le hacía oler mal; sin embargo se levantó y anduvo, ante la orden de Jesús (ilustración tomada de aquí). A la izquierda, torturas sexuales, personas asadas atravesadas por un espetón y otras violencias que nos esperan durante toda la eternidad a la mayoría de los seres humanos, según una representación del Giotto.
Que se corresponden con las dos verdaderas razones de su malestar:
-Competencia: las más importantes fiestas del calendario son del paganismo anterior a la Iglesia que, habilmente, en vista de que la gente las seguía celebrándo, fue cristianizándolas. Durante toda su historia, desde el concilio de Nicea, la jerarquía cristiana ha obligado a los otros poderes a pactar, cuando no a someterse a sus designios; hoy ven con desesperación que los otros poderes ya no la necesitan; las viejas fiestas agrícolas, como Navidad, Pascua, Halloween, etc. han dejado el cristianismo para pasar a manos de quien manda actualmente; el mercado. No es más que la constatación del fin de su imperio.
-Banalización del terror; al tomarse a broma el infierno, Satanás, las brujas y otros medios de terror de los tradicionalmente utilizados por la iglesia, como los disfraces terroríficos, se produce una intrusión en un medio en el que la Iglesia ejercía el monopolio y hace que se pierda el respeto a las vestimentas negras y que ya no den miedo a nadie.
Algunos de los disfraces usados tradicionalmente por la Iglesia para acojonar al personal (foto de la dercha tomada de aquí).
La ofensiva:
No se pierdan la propuesta de Catholic.net, en la que pretenden convertir Halloween en «una fiesta positiva» si los niños se disfrazan «de su santo favorito». Pero bueno ¿qué pretenden? disfrazar a las niñas de santa Águeda, con sus pechos cercenados en una bandeja ¿de Santiago? matando moros ¿de san Pablo? quemando libros en Éfeso: eso sí que da miedo.
7 comentarios:
Aquí por suerte no se dedican a agitar al personal porque la gente que más lo ha interiorizado es la de la franja entre 15 y 35 años que se va de fiesta por ahí a beber y hacer el mongo. Personalmente, por mis tendencias de cultista (Iä! Iä! Waga nagl ftagn!) ya me tenían perdido pero si hubiesen dado el coñazo con esto casi me hubieran dado lástima: a eso se le llama pelear por las migajas.
Este año, con los marrones de organizarme la beca ya no me da tiempo pero el año que viene nadie me quita el ir de Julio César apuñalado.
Excelente lo de la pelea por las migajas Illuminatus!
Yo quiero ir disfrazado de guerrero de Atila y encontrarme con la que se disfrazo de santa ursula!
Muy buena entrada, me ha gustado bastante, algunas razones no se me habían ocurrido :) Yo pensaba que el motivo fundamental de la Iglesia es que la fiesta de Todos los Santos era una fiesta solemne y veían una falta de respeto disfrazarse y andar de parrandeo esos días; algo parecido a lo que ocurre con el Entierro de la Sardina, el Choco o lo que toque según la zona que se celebra el Miércoles Santo.
Pues en eso también tienes razón, Etiam, para qué vamos a pasarlo bien pudiéndolo pasar mal: ese parece el modo adecuado de vivir las festividades, según nuestros amigos cristianos.
Me adhiero al juicio de Atilio a propósito de la pelea por las migajas. Y le alabo el gusto al escoger tendencias, Illuminatus; la rama degenerada de los Whateley o el árabe loco Abdul Alhazred son gente seria, no como esos payasos sotanudos.
Muy interesantes, ambas propuestas para disfraces, si bien la primera es más factible, ya que es más fácil encontrar un grupo de asesinos que 11000 vírgenes.
Hasta no hace mucho me parecía una americanada, pero disfrazarse y hacer el gilí por ahí es demasiado tentador como para perdérselo. Mañana mi novia y yo vamos a disfrazarnos, como Dios manda (nótese el habil chiste).
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