Una nueva entrega de la sección mutante de esta apasionante colección de cromos. Casi hemos acabado dicha sección, pero todavía quedan muchos guerreros y batallas.Capitular montada sobre una foto tomada de aquí.
Una nueva entrega de la sección mutante de esta apasionante colección de cromos. Casi hemos acabado dicha sección, pero todavía quedan muchos guerreros y batallas.
Aunque harto conocido de los parroquianos de esta casa, hemos creído oportuno reproducir aquí el poema que Borges dedicó al Detective y publicó en la colección Los conjurados, de 1985.  El autor argentino subraya las inverosimilitudes del personaje, de manera que completa, a manera de contrapunto, los diferentes artículos aquí publicados sobre la relación de Holmes con la realidad. Hay otra razón, más importante aún, para releerlo: Borges manifiesta en diversas ocasiones su interés por la novela policíaca y por Homes en particular, esto justificará que echemos mano de sus ideas literarias en el análisis que emprenderemos en uno de los artículos en los que estamos trabajando: «Terror mortal en un correo».
Otro palo de la baraja de Heraclio Fournier de la serie animada de Sherlock Holmes; se basa en el interesante capítulo «El rapto de la señora Hudson», sobre el que volveremos, si no nos falta tiempo o salud, al menos en dos post futuros: uno sobre las influencias canónicas en esta serie y otro sobre los elementos del Canon que se extrapolan frecuentemente en ficciones holmesianas no canónicas.
Como ya es habitual, esta colección de cromos nos plantea un problema de biología dura ¿si una especie es interfértil con otra no habría que asumir que son, en realidad, la misma? En este caso se hibridan especies de planetas distintos ¿cómo es posible? sin duda han de proceder de un ancestro común y todavía, pese a su morfología dispar, comparten gran parte de su patrimonio genético, como señalan precisamente en el texto del cromo 80. Lo cierto es que no se aclara si los híbridos son capaces de generar descendencia.
Hoy disfrutamos de una entraga doble de esta colección de cromos, ya que es la número XL, que, paradójicamente, es siempre más grande que la L y es que «están locos estos romanos».