Nos llega la triste noticia de la muerte de Peter Falk. Excelente secundario en clásicos como Un ganster para un milagro, de Frank Capra o La carrera del siglo, le llegó el reconocimiento artístico como protagonista en sus colaboraciones con John Cassavetes en películas como Una mujer bajo influencia o Maridos. Los treintañeros le recordarán en La princesa prometida o The Sunshine Boys, donde dio la réplica a Woody Allen. Su última aparición fue en American Cowslip, en 2009.
Naturalmente, debe su gran popularidad a su magistral encarnación del teniente Columbo entre 1971 y 2003. Quizá ella le llevó a interpretar a otros detectives, como el Sam Diamond de Un cadaver a los postres o el de Un detective barato.
Una adaptación (2001) de la BBC de la novela de Arthur Conan Doyle El mundo perdido. Quizá con ello pudo quitarse la espina de que el proyecto de remake de King Kong, que estuvo a punto de protagonizar para la Hammer, nunca llegara a buen puerto
De esta serie, sin duda el mejor whodonit de la pequeña pantalla nos ocupamos en sendos post (uno y dos) y volveremos seguramente sobre ella en el futuro.
Adiós a un gran actor y a un dibujante aficionado de excelente trazo.
2 comentarios:
Que gran, gran, grandísima pérdida.
Quiero señalar algo, que leí hoy en la tira de Manel Fontdevila para Público (aquí). Hay una dimensión de héroe de los pequeños, de justicia de los que menos tienen contra los prepotentes que se creen más listos que los demás que hace que el teniente Colombo, si estuviera suelto hoy, fuese la persona más apropiada para acabar con esos delincuentes a lo grande que nos han metido en la crisis.
Ojalá aparezcan muchos tenientes Colombo al abrigo del 15 de Mayo el 19 de Junio.
Sin duda.
Colombo era un whodonit subvertido (sabíamos desde el principio quién y cómo se había cometido el crimen) pero toma elementos de hardboiled, entre ellos, cierta dimensión social (otro es la gabardina).
Los asesinos en esta serie eran siempre de la alta sociedad de Los Ángeles, con móviles siempre relacionados con la avaricia y la corrupción, desenmascarados por un tipo normal de dudoso aliño indumentario, con el que el espectador medio podía identificarse.
Esto se hizo luego tópico, hasta hoy, donde vemos en la bastante pobre, aunque con cierta honestidad, Los misterios de Laura, a un ama de casa con gabardina que se da el gusto de enchironar a los ricachones.
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