viernes, 27 de marzo de 2009

Teología portátil, I

El ateísmo, tal como lo entendemos hoy en día, es una herencia de la Ilustración, lamentablemente. Lamentablemente, porque hoy leemos todavía los textos de esa época como si fueran de total actualidad, en lugar de como documentos curiosos de tiempos olvidados en los que era necesario luchar contra el oscurantismo y la irracionalidad institucionalizada. Es triste que tengamos que decir de nuevo lo que ya se formulo de manera perfectamente clara hace siglos. Esto tiene, sin embargo, una ventaja: esos textos están en el dominio público, al haber muerto sus autores hace más de 70 años, por lo que podemos disfrutar de ellos y de su rabiosa actualidad sin límites.

Vimos a Paul Henri Thiry, barón de Holbach por la blogosfera atea el otoño pasado porque la editorial Laetoli publicó dos de sus obras traducidas al castellano: Système de la nature ou des loix du monde physique & du monde moral y Le christianisme dévoilé, ou Examen des principes et des effets de la religion chrétienne: magnífico. Por ejemplo, Paleofreak reprodujo un pasaje de estas ediciones en un post. Ambas están en Wikisource en versión original, aquí y aquí, así como otra no menos interesante: Teología portatil o diccionario abreviado de la religión cristiana. Como esta última no es fácil de encontrar en castellano nos da ocasión de comenzar una nueva serie en el blog: la estructura de la obra es la de un diccionario, de manera que cada entrada es independiente de las otras y nos permitirá elegir arbitrariamente algunas de las más divertidas e irlas disfrutando poco a poco. Para comenzar, aquí tienen un par:
Viñeta aparecida en el Siné Hebdo, el periódico maleducado de esta semana, número 29, firmada por Lindingre

Castidad: Virtud religiosamente observada por los curas, monjes y monjas de Italia, Portugal y España, cuyos votos apagan para siempre las comezones a las que los profanos están sujetos.

Excomuniones: Son penas espirituales que los pastores de la iglesia infligen a aquellas de sus ovejas que la han desertado. Antiguamente te dejaban seco, algunas veces mataban príncipes de apoplejía. Hoy en día las excomuniones no producen efectos tan marcados, como consecuencia de que la fe se haga más rara en la Tierra.

5 comentarios:

Illuminatus dijo...

Es lamentable la dependencia de algunos, aún hoy, de unas muletas para la realidad, que es lo que es la fe.

Por cierto, Predicador, permíteme recomendar, tanto a tí como a todos los demás lectores, la obra de Larry Gonick Historia del Universo en Cómic. Es una historia del mundo, y de la humanidad después, con un estilo bastante sarcástico y cómico pero humanista y bastante ilustrativa y válida por sí misma, en mi opinión.

Ioannes Ensis dijo...

A mi me hace lamentarme más el hecho de que posiciones acientíficas expresadas a la ligera por altos cargos de la iglesia dañen la salud física y espiritual de personas crédulas sometidas a sus disparates; me refiero a las declaraciones recientes del papa y del obispo de no se donde de Francia.
La ignorancia es atrevida, el conocimiento discreto (espero no haber sido demasiado atrevido en este comentario).
Un saludo.

Evil Preacher dijo...

Gracias por la recomendación Illuminatus, no caerá en saco roto.

La posición del papa no es sorprendente, Ensis:
Dos mil años de tradición y controversias teológicas, desde las sectas gnósticas hasta Ratzinger, pasando por Pablo de Tarso, Agustín de Hipona,Lutero y tantos otros, han quedado reducidas hoy a condón sí, condón no.
Su actitud criminal tampoco sorprende, como cabeza de una institución de secular tradición en el fomento del sufrimiento y la muerte.
Lo lamentable es que hoy en día se siga prestando atención y espacio en los medios a este tipo de descerebrados, con la cantidad de gente que investiga y hace un trabajo serio, en este caso, sobre el sida, pero también en muchos otros campos sobre los cuales ignorantes enfermos de la ralea sacerdotal no tienen ninguna legitimidad para pronunciarse.

Ginebra dijo...

Lamentable mezclar a Dios con la Iglesia.

Movimiento31 dijo...

Practicar la castidad así definida es tramposo y masoquista. Inmoral por ambas partes. ¿Quién no se queja de follar menos de lo que gustaría? Si a esta carencia cotidiana le sumas el voto de castidad, no sólo estás alienado por un entorno que no es capaz de satisfacer los apetitos innatos, sino por un elemento ajeno que exige la voluntad de sufrir los impulsos de ese apetito y la culpabilidad de experimentarlos.

Es un negocio tan redondo como el que quisiera cualquier empresario.