Orson Scott Card dice que es difícil escribir que personajes demasiado poderosos hagan cosas interesantes (How to Write Science Fiction & Fantasy, Scott Card 1990, p. 71). Si recordáis al dios Ra de Stargate (película de Dean Devlin y Roland Emmerich, 1994), hasta la llegada de los héroes, parecía no tener otra ocupación que languidecer eternamente en su diván en un ambiente vagamente homoerótico. La verdad es que Gaiman lo hace estupendamente, da pertinentes limitaciones al poder de sus criaturas, que hacen que sus problemas sean interesantes. El punto de partida es que Sueño es atrapado por el líder de una secta (quien juega con poderes que no comprende), y es retenido cautivo por 72 años (de 1916 a 1988, pero creo que en la serie lo aumentarán, para acercar los eventos a la actualidad). Esto, en realidad, fue un error, este mago no pretendía capturar a Sueño, sino a su hermana Muerte, para hacerse inmortal. Cuando por fin escapa de su prisión, débil como se encuentra, Sueño ha de tomar venganza, recuperar ciertos objetos mágicos que le habían sido robados y restaurar la tierra de los sueños, que había decaído en su ausencia. Esas empresas le llevarán a enemistarse con Lucifer rey de los Infiernos, a enfrentarse con algunas de sus propias criaturas oníricas, que habían escapado de su reino (como la pesadilla conocida como el Corintio) e incluso a colaborar con otros héroes de DC cómics, como el Detective Marciano o John Constantine. Por cierto, que a John Constantine le cambian por Johanna Constantine en la serie, lo que me produce sentimientos encontrados: que haya sido trasplantada la actualidad nos permite ver más al personaje, lo que me encanta, pero significa que nos perderemos sus aventuras en el s. XVIII, lo que me entristece.
¿Pero por qué son tan interesantes estos cómics?
Es un cómic muy rico y puede interesar a cada cual por diferentes motivos. Personalmente, creo que resulta muy satisfactoria la mitología que crea: a todos nos gustaría que el reino de los sueños existiera, tal como aparece en la historia, o que la muerte sea tan empática y agradable como la que vemos. Los personajes, tanto los protagonistas como los secundarios (hemos visto en el anuncio de la serie a Constantine y a Hettie la Loca), son interesantes. Bueno, no todos: Thor es espantoso… y muchos me odiarán por decir esto, pero los dibujos de la serie regular son horribles, aunque mejoran poco a poco. No entiendo cómo tienen tantos admiradores. Cosas de los noventa.
También es muy seductora la
intrincada red de referencias culturales, desde luego, mitológicas, pero
también literarias (¡Pero si hasta Shakespeare aparece como personaje
varias veces!). Además, si bien los arcos de cada una de las
historias se pueden leer independientemente, todas están entrelazadas y
llenas de información que tomarán sentido en un final coherente. Gaiman
es muy hábil sacando partido de eventos históricos reales, como la
misteriosa «enfermedad del sueño» que aquejó Europa tras la Primera
Guerra Mundial, y que aquí se explica como una de las consecuencias de
que sueño estuviera prisionero. Desde luego también se alude a la
famosa canción Mr. Sandman (Mr. Sandman, escrita por Pat Ballard y
publicada en 1954. Grabada, en primer lugar, por Vaughn Monroe & His
Orchesta) y a muchas otras referencias culturales relacionadas con los
sueños. También saca partido de los diversos personajes que, a lo largo
de la historia de DC Cómics, han tomado el nombre de «Sandman», todos
ellos tienen un espacio en la historia y una explicación de porqué se
llamaban así. Uno de los Eternos, Destino, era ya un personaje de DC
Cómics que retoma, creado por Marv Wolfman y nada menos que Bernie
Wrightson en 1972. Era Destino quien
presentaba las historias en Weird Mystery Tales. No es el único personaje que procede esos viejos cómics:
el cuervo Matthew, Caín y Abel, el bibliotecario Lucien... Otros vienen de las historietas de superhéroes, como el villano Doctor Destiny, Lita y... bueno, enumerar
todos los detalles llevaría mucho tiempo.
¿Qué esperar de la serie?
El propio Gaiman está involucrado en el proyecto y el reparto me encanta: el rollo flacucho, fibroso y emo de Sueño es tal como me lo imaginaba... Muerte empática... Lucien tan estoica y burocrática como era de esperar... ¿Y el campo del violín? Bueno, estoy entusiasmado con la aparición de Stephen Fry ¡y con Mark Hammil como el tipo con cabeza de calabaza! Y los decorados: habiendo visto la sala del trono del reino de los sueños, estoy deseando ver la Biblioteca de los libros nunca escritos y el Jardín de senderos que se bifurcan, donde vive Destino. Yo voy con ganas ¿Y vosotros?