domingo, 25 de mayo de 2008

Otros mundos XVII

A la espera de una entrada sobre Historia ficción, pongo a su disposición una nueva entrega de Otros mundos:

28. Licoesfenícico.
Siglos atrás era una especie de humanoide lobo montaraz. Acosado por los cinocelodontes buscó refugio en los mares; pero siente un temor insuperable a sumergir su cabeza: su cuerpo ha evolucionado adaptándose al mar, pero su cabeza no.

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29. Plasmoideos de 18-Akka.
Son formas inimaginables de vida. Estos individuos líquidos, inteligentes, activísimos y afectuosos, han de permanecer en recipientes autónomos para no derramarse. Se reproducen por goteo y se alimentan de disoluciones variadas.

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188.Cazador y recolector.
Construídos por los megápteros ciegos de Beta-Septentinus, estos robots cazan y recolectan para sus amos en la superficie externa del planeta azotada por tormentas y huracanes y poblada por feroces alimañas.

189.Espanta varaninos.
Cuando detectan por sí mismos a los varaninos u otros animales que acuden a destrozar los sembrados de los placodermos, o son avisados por los guardabosques, atacan presurosos poniendo en fuga o matando a los intrusos.

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220. ...después, si los resultados de la anterior exploración lo aconsejan, seguirá esta otra, ya con tripulantes y técnicos. Sus teorías sobre la naturaleza de los «agujeros negros» son diferentes a las de nuestros astrónomos.

221. Laboratorio orbital.
En órbita en torno a Rachesky, este laboratorio sólo es visitado por científicos de raza pilosa y sus criados El secreto respecto a los experimentos que en él se hacen es absoluto. Muchos son por encargo de habitantes de otros planetas.

La letra capitular se ha montado sobre una imagen de Ryuk, personaje de la obra maestra del maga Death Note, tomada de la Wikipedia.

domingo, 18 de mayo de 2008

CARPE DIEM

De nuevo llega la época de las cerezas en sazón y de los jardines en flor. La primavera pasada celebramos esta estación con una canción de amor teñida de revolución «Le temps des cerises». De nuevo animaremos a nuestra parroquia a disfrutar de la vida, pero no sin antes dedicar unas palabras al carpe diem:
Se conoce como «tópico», en poética, a los asuntos que visitan con frecuencia los autores de manera que se ha creado una tradición. Los tópicos toman el nombre a menudo de un verso del poeta que dio origen a esa tradición; Horacio creo varios, como el beatus ille o, el que nos ocupa aquí, el carpe diem. Literalmente significa «la cosecha del día» y procede del libro primero de las Odas, concretamende de la XI:

Tu ne quaesieris, scire nefas, quem mihi, quem tibi
Finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
Temptaris numeros. Ut melius quidquid erit pati,
Seu pluris hiemes seu tribuit Iuppiter ultimam,
Quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum: sapias, vina liques, et spatio brevi
Spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit invida
Aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.

No indagues, Leucónoe, no es lícito saberlo.
Qué plazo a tí o a mí nos han otorgado los dioses
Ni consultes los cálculos babilonios.
¡Cuánto mejor es aceptar cualquier cosa que ocurra!
Sea que Júpiter te haya reservado muchos inviernos,
Ya sea este el último,
El que ahora amansa, en los opuestos escollos, al mar Tirreno:
Sé prudente, filtra el vino;
no pongas gran esperanza en el breve espacio de la vida.
Mientras hablamos habrá huído, envidioso, el tiempo.
Goza el hoy; mínimamente fiable es el mañana.

(La traducción es de Alfonso Cuatrecasas en Horacio, Odas, épodos, arte poética, Barcelona: Bruguera, 1984)

Una de las manifestaciones de esta tradición la encontramos en esta bella canción de Barbara, Le temps du lilas (El tiempo de las lilas):


El vídeo has sido subido por Jujufrodo,
al terminar escuchamos otra canción «Chapeau bas»

































Il a foutu le camp, le temps du lilas,
Le temps de la rose offerte,
Le temps des serments d'amour,
Le temps des toujours, toujours.
Il m'a plantée là, sans me laisser
[d'adresse.
Il est parti, adieu Berthe.
Si tu le vois, ramène-le moi,
Le joli temps du lilas.

Se largó el tiempo de las lilas
el tiempo de la rosa regalada
el tiempo de los juramentos de amor
el tiempo de siempre para siempre.
Me ha dejado plantada, sin dejarme la
[dirección.
Se fue: «Adiós Berta».
Si le ves traémele,
al lindo tiempo de las lilas.

On en sourit du coin de l'œil
Mais on en rêve, du grand amour.
Je l'ai connu, j'en porte le deuil.
Ça ne peut durer toujours.
Je l'ai valsé au grand soleil,
La valse qui vous fait la peau douce.
Je l'ai croqué, le fruit vermeil,
A belle dents, à belle bouche.

Sonreímos con el rabillo del ojo
pero soñamos con el gran amor
yo le he conocido, llevo su luto
no pudede durar para siempre.
He bailado bajo el sol
el vals que vuelve la piel suave.
He mordido el fruto bermejo
con toda la boca, con todos mis dientes.

J'en ai profité, du temps du lilas,
Du temps de la rose offerte,
Du temps des serments d'amour,
Du temps des toujours, toujours.
Avant qu'il me quitte, pour me
[planter là
Qu'il me salue, adieu Berthe,
J'en ai profité, t'en fais pas pour moi,
Du joli temps du lilas.

He disfrutado del tiempo de las lilas,
del tiempo de la rosa regalada
del tiempo de los juramentos de amor
del tiempo de siempre para siempre.
Antes de que me dejara
[plantada
de que me saludara: «Adiós Berta»
he disfrutado, no te preocupes por mí,
del lindo tiempo de las lilas.

Il nous arrive par un dimanche,
Un lundi, un beau jour comme ça.
Alors, chaque nuit qui se penche
S'allume dans un feu de joie
Et puis un jour, c'est la bataille.
Meurent la rose et le lilas.
Fini le temps des épousailles.
C'est la guerre entre toi et moi
Nos llega un domingo
un lunes, un día cualquiera sin más.
Entonces, cada noche que se asoma
se enciende un fuego de alegría.
Y luego, un día, la batalla.
Mueren la rosa y las lilas
terminado el tiempo nupcial.
Es la guerra entre tú y yo.


Et le voilà qui fout le camp sans
[nous crier gare.
La rose s'est trop ouverte.
On veut le rattraper mais il est
[trop tard
Le joli temps du lilas
Il vous plante là, sans laisser d'adresse
Il salue et adieu Berthe.
Il vous file entre les doigts,
Le joli temps du lilas.

Y resulta que se larga
[sin avisarnos.
La rosa se ha abierto demasiado.
Queremos atraparlo, pero es
[demasiado tarde
al lindo tiempo de las lilas.
Te deja plantado sin dejar su dirección
saluda:
«Adiós Berta».
Se te escapa entre los dedos
el lindo tiempo de las lilas.


Mais va t'en balancer à ses branches,
Va t'en rêver dans ses jardins,
Va t'en traîner, hanche contre hanche,
Du soir jusqu'au petit matin,
Mais va t'en profiter du temps du lilas,
Du temps de la rose offerte,
Du temps des serments d'amour,
Du temps des toujours, toujours.

Pero ¡ve a balancearte en sus ramas!
¡Vete a soñar en sus jardines!
¡Ve a arrastrate, cadera contra cadera
del atardecer a la alborada!
Pero ¡Ve a disfrutar del tiempo de las lilas!
¡del tiempo de la rosa regalada!
¡del tiempo de los juramentos de amor!
¡del tiempo de siempre para siempre!


Ne reste pas là, va t'en le cueillir.
Il passe et puis adieu Berthe.
T'en fais pas pour moi : j'ai mes
[souvenirs
Du joli temps qui voilà
T'en fais pas pour moi : j'ai mes
[souvenirs
Du joli temps du lilas...
Du joli temps du lilas...

¡No te quedes ahí, vete a cosecharlo!
¡Se pasa y luego
«Adiós Berta»!
No te preocupes por mí: tengo mis
[recuerdos
del lindo tiempo que he aquí
No te preocupes por mí: tengo mis
[recuerdos
del lindo tiempo de las lilas...
del lindo tiempo de las lilas...

(La expresión, muy poco usada actualmente «Adieu Berthe!» viene a significar algo así como «todo está perdido»; en el contexto se puede interpretar también como que se refiere al nombre del personaje y así lo hemos traducido). Las lilas (Syringa vulgaris) tienen gran fortuna en la canción francesa y tal vez volvamos a ellas en el futuro.

La voz maravillosa de Barbara, llena de matices, un día se quebró e, intentando suplir la falta de voz con el exceso gestual, se convirtión en una caricatura de ella misma: el último 24 de noviembre se conmemoraba el décimo aniversario de su muerte. Desde allí nos sigue cantando esta canción para instarnos a disfrutar de la vida: piensen que jamás serán más jóvenes que hoy.

La capitular está montada sobre una foto de David Hamilton.
Este post está dedicado con cariño a algunos amigos que han experimentado brutalmente la fragilidad de la vida en estas últimas semanas.

lunes, 12 de mayo de 2008

La necesidad del ateísmo

Percy Bysshe Shelley escribió el panfleto «The Necessity of Atheism» en 1811, con 18 años, cuando era estudiante en Oxford. Lo publicó en principio de manera anónima y se lo mandó a todos los heads de cada college en los que se organiza dicha universidad. Esto provocó su expulsión. Su padre intentó hacer presión para que fuera readmitido, pero la condición previa era que el joven Shelley se retractara públicamente el contenido del texto; no estaba dispuesto a hacerlo y hubo de abandonar el Universty College el 25 de marzo de ese mismo año.

El poeta retratado por Joseph Severn
He aquí un fragmento:

Si es infinitamente bueno ¿por qué razón deberíamos temerle? Si es infinitamente sabio ¿por qué deberíamos tener dudas concernientes a nuestro futuro? Si es omnisciente ¿por qué advertirle de nuestras necesidades y fatigarlo con nuestras oraciones? Si está en todas partes ¿por qué erigirle templos? Si es justo ¿por qué temer que castigará a las criaturas a las cuales llenó de debilidades? Si la Gracia lo hace todo por ellos ¿qué razón habrá para recompensarlos? Si es omnipotente ¿cómo ofenderlo, cómo resistírsele? Si es razonable ¿cómo puede enfadarse con los ciegos, a quienes les ha dado la libertad de ser irrazonables? Si es inamovible ¿con qué derecho pretendemos hacerlo cambiar sus designios? Si es imposible de concebir ¿por qué habremos de ocuparnos de él? Si ha hablado ¿por qué el Universo no se ha convencido? Si el conocimiento de un Dios es el más necesario ¿por qué no es el más evidente y el más claro?

Pueden disfrutar del texto completo en su lengua original aquí, en su versión revisada y aumentada, publicada en 1813.

Toda la información procede de la Wikipedia. La letra capitular está montada sobre el cuadro de Gustave Moreau, Prometée.

jueves, 8 de mayo de 2008

Tolkien, Wilkins y Descartes

o «Los alfabetos de Tolkien (y 3)»
Los alfabetos que propone Tolkien, tal como los describimos en el primer post dedicado a este particular, son un sistema analítico en el que cada trazo de los que componen un carácter está asociado a un rasgo fonético.

El alfabeto latino es menos analítico, ya que asocia cada carácter arbitrariamente a cada fonema, independiente mente de sus rasgos fonéticos. La arbitrariedad de Tolkien trabaja en un nivel más profundo de los sonidos del lenguaje. Como vimos, el sistema de escritura coreano se sitúa en el mismo nivel de análisis; los sistemas logográficos, como el egipcio antiguo y el chino se situarían en el extremo contrario, ya que cada carácter se identifica con una palabra.













A la izquierda, el emblema heráldico de Fëanor, quien jugó un importante papel en la creación de los alfabetos de la Tierra Media. A la derecha los ocho kua simples y los cuatro kua compuestos de I Ching, formados por la combinación de dos únicos signos; barra continua y barra partida, y que inspiraron presuntamente a Leibnitz la invención de la notación binaria

Pérmitanme una pequeña digresión:
John Wilkins y otros pensadores, tal como nos recuerda Borges en su artículo sobre el particular, concibió un lenguaje analítico en el que el nivel de arbitrariedad de la asociación de cada palabra a su significado funcionara en un nivel más profundo del habitual en todas las lenguas conocidas. En este tipo de lenguajes una sílaba alude, por ejemplo, a un género, la siguiente a una especie, las siguiente a un accidente, etc. de manera que cada palabra puede aplicarse a algo concreto. He aquí algunos ejemplos de estos lenguajes citados por Borges en su artículo:
Wilkins: «de, quiere decir elemento; deb, el primero de los elementos, el fuego; deba, una porción del elemento del fuego, una llama.»
Letellier (1850): «a, quiere decir animal; ab, mamifero; abo, carnívoro; aboj, felino; aboje, gato; abi, herbívoro; abiv, equino.»
Bonifacio Sotos Ochando (1845): «imaba, quiere decir edificio; imaca, serrallo; imafe, hospital; imafo, lazareto; imarri, casa; imaru, quinta; imedo, poste; imede, pilar; imego, suelo; imela, techo; imogo, ventana; bire, encuadernador; birer, encuadernar.»
Este tipo de lenguaje retomaba una idea de Descartes:


















Los actores de este drama se dividen en vejetes simpáticos: Borges y Tolkien, y señores en bata peinados a lo Deep Purple; Leibnitz y Wilkins


«[...] mediante el sistema decimal de numeración, podemos aprender en un solo día a nombrar todas las cantidades hasta el infinito y a escribirlas en un idioma nuevo que es el de los guarismos; también había propuesto la formación de un idioma análogo, general, que organizara y abarcara todos los pensamientos humanos.»

Como adivina el lector, esto supone la tarea titánica previa de clasificar el universo en categorías subdivisibles que abarquen cada especie, cada individuo y cada accidente.

No obstante, y volviendo al objeto de nuestro interés, sí entra dentro de la capacidad humana clasificar la totalidad de los rasgos distintivos de todos los fonemas del lenguaje humano, ya que su número es finito y limitado. Si la idea de Descartes es muy ambiciosa aplicada al universo, no sólo es factible aplicada a la transposición del lenguaje a la escritura, sino que sería muy práctico para estudiar la fonética: la adopción de un sistema del tipo propuesto por Tolkien permitiría escribir todas las lenguas humanas con un sistema que simplificaría mucho las notaciones fonéticas convencionales. Por otro lado, una eventual adopción para la escritura en general eliminaría los problemas ortográficos, pero la lengua escrita perdería su capacidad de fijar la norma, quedando sujeta a cambios rápidos similares a los de la hablada.

Fëanor amenazando a Fingolfin; escena del Silmarillion ilustrada por Tom Loback

Recopilando, tenemos dos posibilidades extremas en los alfabetos:
Atribuir un signo convencional a cada entidad aludida.
Atribuir a cada rasgo fonético un trazo convencional; la unión de varios de estos trazos formaría un carácter que permitiría expresar cada fonema.

Una posibilidad intermedia la representan los sistemas de escritura alfabéticos, como el latino, el griego o el cirílico, en los que cada letra tiende, con imperfecciones debidas a diversos avatares, a representar un fonema.

La posibilidad más analítica es, como hemos señalado, práctica y propia de sociedades cambiantes y que aceptan fácilmente las novedades. La más sintética es propia de imperios milenarios, como el chino y el egipcio. Los más analíticos son más fáciles de aprender; un español que maneje 28 caracteres abarca toda su lengua, mientras que el chino tiene unos 80.000 (según la Wikipedia una persona culta maneja entre 4.000 y 5.000, para leer un periódico se necesitan unos 3.000 y en la educación básica japonesa se estudian 1.945). La forma más extrema de este tipo de escritura requeriría un carácter para cada individuo o rasgo particular y sería concebible sólo en un pueblo sabio e inmortal. Borges anota en ese mismo artículo (aplicado a sistemas de numeración, pero es válido para lenguajes y alfabetos):

Teóricamente, el número de sistemas de numeración es ilimitado. El más complejo (para uso de las divinidades y de los ángeles) registraría un número infinito de símbolos, uno para cada número entero; el más simple sólo requiere dos: Cero se escribe 0, uno 1, dos 10, tres 11, cuatro 100, cinco 101, seis 110, siete 111, ocho 1000... Es invención de Leibnitz, a quien estimularon (parece) los hexagramas enigmáticos del I King.


Efectivamente, sería propio de seres inmortales un sistema completamente sintético y de seres contingentes un sistema analítico, de manera que no tiene sentido que Tolkien atribuya a sus elfos inmortales un sistema analítico ¿quizá lo inventaron, en su gran sabiduría, pensando en las limitaciones de los hombres?

Por supuesto, las fuentes esenciales de este post son el
«Apéndice E» de El Señor de los anillos, dedicado a los sistemas de escritura y el artículo de Borges «El idioma analítico de John Wilkins»; si les ha gustado el post pueden leer también los dos anteriores sobre alfabetos Tolkien (1 y 2) si no lo han hecho aún. Si les interesa la heráldica de Tolkien, pueden encontrar informción aquí. La letra capitular está montada sobre un anuncio de la Fundación Internacional Jorge Luís Borges que comemora el vigésimo aniversario de su muerte.

sábado, 3 de mayo de 2008

Tengwar y angerthas: aspectos gráficos

o «Los alfabetos de Tolkien (2)»
Las formas de escritura dependen en gran medida de los instrumentos con los que se ejecutan; tanto las herramientas como los soportes. Eso explica porqué los enanos se inclinaron por la adopción de las angerthas, o runas, ya que eran especialmente aptas para ser talladas en piedra.
Efectivamente, Tolkien se basó en el alfabeto usado en la antigüedad y la Edad Media por las lenguas germánicas (conocido como futhark en su versión escandinava y futhorc, en su versión anglosajona) que se han conservado especialmente grabadas en piedra. Sin embargo tienen diferencias gráficas bastante evidentes con las que vemos en Tolkien: si comparamos las inscripciones rúnicas históricas con las de la Tierra Media, enseguida notamos que en las primeras el pautado es más irregular que en Tolkien, también el módulo, el diseño y la caja es más regular en Tolkien, lo que da un aspecto general más normalizado a las inscripciones enanas que a las vikingas o anglosajonas, aunque estas se inscriban entre lineas o renglones. Comparen la inscripción de la de la tumba de Balin, de la Cámara de Mazarbul, en Moria, que data de 2994 T.E. con la de la piedra de Rök, en Östergötland, Suecia, datada en torno al año 800:














La foto de la Piedra de Rök está tomada de la Wikipedia
Las tendencias clásicas son exageradas aún más en la película de Peter Jackson, en la que la lápida adquiere características típicas de la capital monumental romana:

Tanto los enanos como los pueblos germánicos no usaron sólo material escritorio duro: en sus versiones librarias los caracteres adquirían un aspecto diferente, es de suponer que las formas enanas llegarían a cierta cursivización, como vemos en la película: comparemos el texto de mapa de Thror, sólo unos siglos anterior a la lápida que acabamos de ver y, por lo tanto, de finales de la Tercera Edad, con el Codex Runicus, del año 1300.


















El detalle del mapa de Thror es un escaneo del ejemplar que aparece en El Hobbit al que he añadido colores y texturas, según la descripción de Tolkien. La imagen del Codex Runicus procede de la Wikipedia

En El Hobbit, en la ilustración de la sobrecubierta, Tolkien encierra sus runas enanas en renglones, aunque parecen cumplir una función meramente ornamental. El original se conserva en la biblioteca Bodleiana de Oxford

En el manuscrito que narra la caída de Moira las últimas páginas están en rúnico: el escriba, apremiado por la llegada del enemigo, tendería a cursivizar cada vez más la letra, hasta que renuncia a las runas por las tengwar, de trazo más fluído, al aceptar nexos, así lo interpretan en la película de Jackson:

En el mismo manuscrito, unas páginas antes, vemos letras tengwar y runas cursivizadas; toman inclinación a la derecha, pero no nexos

De las tengwar nos dice Tolkien que se solían trazar con pluma o pincel y lo cierto es que presentan formas de lo más variadas. Las más frecuentes se asemejan a las unciales y a las minúsculas librarias altomedievales. Estos tipos de escritura podrían hacerse con cálamo o con pluma, que permite más fácilmente los trazos redondos, siempre que el corte no sea muy biselado, ya que eso daría ángulos que la aproximaría a la letra gótica.















Una tipografía habitual tengwar, tomada de aquí. A la derecha, unciales comparadas a sus equivalentes minúsculas librarias altomedievales, tomado de aquí

Las tengwar se utilizan también en orfebrería, como en la inscripción del Anillo Único e inscripciones en piedra, como las puertas de Moira. Tolkien lo tiene en cuenta y varía la forma gráfica:

En realidad admiten muchos tipos soporte y caligrafía, nexos, adornos, etc. mientras se mantengan los rasgos distintivos que, como vimos en el post precedente, era necesario que el lector identificase. Si no tenemos ejemplos más variados es, sin duda, porque la longevidad secular de muchos de los usuarios de estos sistemas de escritura jugaba un papel conservador en la evolución de las formas gráficas. También hay que tener en cuenta que si en la historia de la escritura se van hallando nuevos soportes y herramientas -como el paso del papiro al pergamino o del cálamo a la pluma, de mayor sofisticación técnica- en la Tierra Media el cambio es regresivo, ya que casi toda sabiduría y técnica procede de los días antiguos, de los Valar (dioses) y de los elfos inmortales y se va degradando a medida que estas razas van abandonando la Tierra Media. El fin de la Tercera Edad representa el fin definitivo de esa era mítica y el comienzo de la época de los hombres, en la que su ingenio posibilitará la innovación, hasta entonces tímida.